El Papa Francisco reflexionó sobre la relación personal que Dios establece con cada hombre a raíz de la lectura durante la Misa en Casa Santa Marta del texto de la Biblia en el que Yahveh realiza su promesa a Abrán. El Papa explicó que Dios nunca deja solos a los hombres y que nadie es cristiano por casualidad.
PAPA FRANCISCO
“Dios nos acompaña, Dios nos llama por nuestro nombre, Dios nos promete una descendencia. Y esta es un poco la seguridad del cristiano. ¡No es una casualidad, es una llamada! Una llamada que nos permite ir adelante. Ser cristiano es una llamada de amor, de amistad; una llamada a ser hijo de Dios, hermano de Jesús; a ser fecundo en la transmisión de esta llamada a los otros; a convertirnos en instrumentos de esta llamada. Hay muchos problemas, muchos problemas; hay momentos difíciles: ¡Jesús pasó muchos! Pero siempre con esa seguridad: El Señor me ha llamado. El Señor está conmigo. El Señor me lo ha prometido”.
El Papa dijo que la seguridad de saber que Dios acompaña a cada hombre sirve para afrontar los problemas con optimismo.
EXTRACTO DE LA HOMILIA
(Fuente: Radio Vaticana)
“Abrán sale de su tierra con una promesa: todo su camino es ir hacia esa promesa. Y su recorrido es también un modelo para nuestro recorrido. Dios llama a Abrán, una persona, y de esta persona crea un pueblo. Si vamos al libro del Génesis, al inicio, encontramos que Dios crea las estrellas, crea las plantas, crea los animales, los, los, los... pero crea al hombre: en singular, a uno. Dios siempre nos habla en singular, porque nos ha creado a su imagen y semejanza. Dios nos habla en singular. Habló a Abrán, le hizo una promesa y lo envió fuera de su tierra. A los cristianos nos llama en singular: ¡Ninguno de nosotros es cristiano por casualidad!,¡Ninguno!”.
“Dios nos acompaña, Dios nos llama por nuestro nombre, Dios nos promete una descendencia. Y esta es un poco la seguridad del cristiano. ¡No es una casualidad, es una llamada! Una llamada que nos permite ir adelante. Ser cristiano es una llamada de amor, de amistad; una llamada a ser hijo de Dios, hermano de Jesús; a ser fecundo en la transmisión de esta llamada a los otros; a convertirnos en instrumentos de esta llamada. Hay muchos problemas, muchos problemas; hay momentos difíciles: ¡Jesús pasó muchos! Pero siempre con esa seguridad: El Señor me ha llamado. El Señor está conmigo. El Señor me lo ha prometido”.
“... Alguno dirá 'Padre, yo soy un pecador'... Pero todos lo somos. Eso ya se sabe. El problema es: Pecadores, id adelante con el Señor, id adelante con esa promesa que nos ha hecho, con esa promesa de fecundidad y decidle a los demás, contad a los demás que el Señor está con nosotros, que el Señor nos ha elegido y que el no nos deja solos, ¡nunca! Esa certeza del cristiano nos hará bien. Que el Señor nos conceda a todos este deseo de ir adelante, con la seguridad de que el que me ha llamado, que me ha prometido tantas cosas buenas está conmigo”.
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