Hay que aplaudir iniciativas como ésta. Una de las grandes paradojas que se dan en el mundo islámico, es su insolidaridad a la hora de afrontar la actividad de los movimientos digamos “islamistas” o integristas que, a menudo, van contra el propio orden establecido en cada país como observamos cada día en Iraq, Afganistán, Paquistán o nuestros cercanos vecinos del Magreb Árabe. Cierto es que algunos de los grupos integristas, como ocurre en los dispersos y pequeños territorios palestinos o Líbano, están legalizados como partidos políticos mientras otros están sometidos a estrecha vigilancia en sus respectivos países y no se les permite participar activamente en la vida política ni divulgar sus ideas, como ocurre en Marruecos, Argelia o Túnez. SIGUE
ANÁLISIS DIGITAL
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