Benedicto XVI se desplazo el miércoles para celebrar la Audiencia General en la Plaza de San Pedro. Participaban en ella numerosos jóvenes de entre 14 y 25 años de edad, del «Coetus Internationalis Minstrantium», en su mayoría procedentes de Alemania, encabezados por su presidente, Mons. Martin Gächter, Obispo Auxiliar de Basilea y presentes en Roma para la celebración de su quinquenal reunión internacional.
A su llegada desde Castel Gandolfo en helicóptero, el Papa, a bordo de un Jeep, recorrió los sectores ocupados por los jóvenes en la Plaza de San Pedro, para saludar a los jóvenes, que lucían el pañuelo blanco del evento al cuello y camisas de diferentes colores que identifican a los distintos grupos, así como banderas de la la asociación y de sus 17 países de procedencia.
El Papa iba acompañado por el Cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone, invitado especialmente porque lleva el nombre del patrono de todos ellos, San Tarcisio. el Papa Benedicto XVI explicó a través del testimonio del joven mártir San Tarcisio, que la Eucaristía es el don más grande que Jesús nos ha dejado.
En su habitual catequesis, que pronunció en alemán debido a la mayoritaria presencia de niños y jóvenes de esta lengua, el Santo Padre recordó la época en la que él fue también un monaguillo y agradeció a todos quienes han hecho posible este encuentro con él.
Seguidamente expresó su gran alegría por el ambiente festivo que se dio en la Plaza de San Pedro y explicó cómo la vida del patrono de los monaguillos, San Tarcisio, de quien bendijo una imponente estatua de cinco metros de alto que será colocada en las catacumbas de San Calixto, es un ejemplo y un llamado para quienes ayudan en Misa y “para quienes desean seguir a Jesús más de cerca a través de la vida sacerdotal, religiosa y misionera”.
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