Más
de un millón de personas en España (1.001.761) acudieron a pedir ayuda a
la red estatal de Acogida y Atención primaria de Cáritas, unas 50.000
personas más que en 2010 y casi el triple que en 2007, cuando atendió a
370.000, según un avance de datos del nuevo informe del Observatorio de
la Realidad Social de Cáritas, que se publicará con ocasión del Día de
la Caridad, el Corpus Christi.
Además, los datos revelan que una tercera parte de las personas que
acudieron a Cáritas en demanda de ayuda de emergencia, unas 300.000
personas, lo hicieron por primera vez. Además, muestran que un tercio de
quienes recibieron ayuda en 2009 tuvieron también algún apoyo social de
Cáritas en 2011 y que el 44 por ciento de las personas acogidas llevan,
como media, tres o más años demandando ayuda de la institución.
El perfil mayoritario de las personas que han sido acompañadas por
Cáritas durante 2011 ha sido el de personas solas, parejas con hijos y
familias monoparentales; jóvenes adultos de entre 30 y 44 años;
españoles e inmigrantes irregulares –principalmente “sobrevenidos”–;
personas en riesgo de perder su vivienda; y usuarios sin ingresos, o con
rentas básicas o mínimas. También aumenta el número de personas en paro
que carecen de prestaciones por desempleo.
Las ayudas más demandadas en Cáritas siguen siendo alimentación,
vivienda y empleo, por este orden, que son los capítulos a los que se
destinan, por ese mismo orden, mayor volumen de recursos económicos,
según indica el estudio. Ante estos datos, Cáritas alerta de que la
acumulación de desventajas en más de una cuarta parte de la población
española conlleva “un riesgo real de dualización y de falta de cohesión
social”. Esta tendencia, según apunta, se manifiesta en el incremento de
la desigualdad en España, en que el crecimiento de la pobreza se está
concentrando especialmente en los hogares con sustentadores principales
jóvenes y con menores, el repliegue de los sistemas de protección social
o el desgaste de los mecanismos de protección familiar.
Con motivo del Día de la Caridad, que se celebra el próximo domingo,
fiesta del Corpus Christi, Cáritas invita a la sociedad a construir un
modelo social más humano y más justo a través del lema ‘Vive
sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir. Los mejores
regalos se hacen con las manos’.
Con esta invitación, anima a “vivir sencillamente” para garantizar la
vida de “quienes se debaten en condiciones de máxima precariedad” y a
compartir la vida y los bienes con ellos. “El reto está en conseguir que
la lógica del don se convierta en el motor de nuestras vidas”, señala.
Asimismo, Cáritas pide a los gobernantes “que luchen con todos sus
medios para acabar con la pobreza y la exclusión” y “que no recorten los
gastos sociales, sino que los incrementen para paliar los efectos de
esta crisis en los más vulnerables”.
Igualmente, insta a los poderes públicos a “que mejoren sus políticas
de empleo; que cumplan su compromiso de contribuir con el 0,7 por
ciento de la riqueza anual a los países empobrecidos; y que cumplan los
Objetivos de Desarrollo del Milenio que se marcaron para el año 2015″.
Así, animan a actuar “ética” y “comprometidamente”. “Cada uno de
nosotros –se señala en el díptico editado para el Día de Caridad– tiene
un trozo de mundo en el que sí que puede hacer algo para hacer posible
una sociedad mejor”.
Por su parte, los obispos que integran la Comisión Episcopal de
Pastoral Social aseguran en su mensaje con motivo del Día de Caridad que
hay que asumir “un claro compromiso en favor de los más necesitados y
vencer la tentación de crear necesidades para promover principalmente el
desarrollo económico”. “En estos momentos difíciles no podemos
quedarnos de brazos cruzados ante la situación de extrema necesidad que
viven muchos hermanos, pensando que no podemos hacer nada con nuestras
limitadas fuerzas”, remarcan. ”Es imprescindible mirar a la persona como
sujeto de desarrollo, miembro de la comunidad humana, y no como simple
consumidor”, afirman los prelados, que ven necesario “lograr que las
relaciones de mercado estén sujetas a las exigencias morales de
reciprocidad solidaria, como demanda una justa economía social de
mercado”.
”Si de verdad queremos y buscamos el bien de todos, especialmente de
los más pobres, habrá que sobrepasar, muchas veces, la justicia legal
con la gratuidad propia de la caridad cristiana”, añaden en su propuesta
para afrontar la crisis, que pasa por no “cerrarse cada uno en su
propio interés”.
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