Monseñor Javier Echevarría está realizando un viaje pastoral por Centroamérica. Ya ha mantenido varios encuentros en Guatemala, Honduras y El Salvador.
EL SALVADOR
De regreso en El Salvador, catorce años después de su última visita pastoral, el Prelado apeló directamente al sentido de paz y espiritualidad de los salvadoreños: "Que no pase ni un día sin que le pidamos a Dios por este hermoso pueblo", instó a las familias presentes, quienes escuchaban con atención.
"Dios nos quiere proteger siempre y nosotros nos apartamos de Él... Sin embargo, ¡cuánto desea Dios de vosotros!", reflexionó.
Monseñor Echevarría llamó a perdonar y a rezar por los demás, "incluso por los que están equivocados. Sepamos perdonar... Os pido que os queráis, aún a quienes pueden estar equivocados", exhortó, y luego llamó a orar por las autoridades civiles, militares, eclesiásticas y las que gobiernan a la sociedad salvadoreña.
Ante todo, remarcó: "En el trabajo, en las actividades, en el descanso, sean hombres y mujeres de alegría".
Monseñor Echevarría le pidió a los salvadoreños que "nunca pasen con indiferencia ni por los lugares ni por las personas...", pero sobre todo se refirió con familiaridad en especial a los jóvenes.
Una señora que le manifestó que padece de un cáncer desde hace dos años y medio. "El Señor permite el dolor -explicó el Prelado- porque es un elemento esencial para la conversión", le explicó. "San Josemaría consideraba la enfermedad como un don y le daba gracias a Dios por bendecirlo así", subrayó con conocimiento de causa, pues fue su secretario.
Entre las personas que hablaron con él había un matrimonio no católico, que manifestó que tres de sus siete hijos son miembros del Opus Dei. Monseñor Echevarría celebró que los salvadoreños son un pueblo que ama a Dios. Como cristianos y cristianas, "no pueden prescindir de querer a todo el mundo", afirmó.
Su consejo final fue: "no voléis rasantes como aves de corral sino como águilas".
TEGUCIGALPA (HONDURAS)
Cerca de cuatro mil personas se dieron cita en el Centro Escolar Antares de Tegucigalpa para compartir con el Padre en un ambiente familiar la mañana del jueves 24.
El Padre comenzó diciendo que le daba mucho gusto encontrarse con sus hijos hondureños y recordó que san Josemaría y don Álvaro estuvieron siempre muy agradecidos con esta tierra de Honduras.
El Prelado recordó que san Josemaría y don Álvaro estuvieron siempre muy agradecidos con esta tierra de Honduras
Contó que antes de llegar al Centro Escolar Antares, había pasado un momento a saludar a la Virgen en la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa, Patrona de Honduras. Además, aprovechó para bendecir en los jardines de la Basílica una imagen de la Virgen en estado de buena esperanza, de un monumento dedicado al no nacido. Animó con insistencia a rezar por la familia y por el Papa.
Mons. Echevarría animó con insistencia a rezar por la familia y por el Papa.
Ante la pregunta de Andrés sobre cómo ver lo que quiere Dios de cada uno, y luego llegar a querer eso que Dios quiere, el Padre le recordó que san Josemaría, cuando tenía una edad similar a la suya, había barruntado el amor. Además, le animó para que, al igual que Bartimeo hizo al pasar Jesús por el camino, ante la pregunta de Nuestro Señor qué quieres que te haga repitiera aquella respuesta…Señor, ¡que vea!
Bernarda le preguntó al Padre cómo hacer más apostolado con la gente de su comunidad
Bernarda, madre de dos numerarias auxiliares, vive en una comunidad a seis horas de Tegucigalpa. Contó al Padre que había conocido la Obra a través de sus hijas, al estudiar en la Escuela de Hotelería Los Sauces. Felices, ella y su esposo por la vocación de sus hijas, que se encuentran una en San Pedro Sula y la otra en Uruguay. Además de difundir la devoción a san Josemaría y a don Álvaro en su pueblo, le preguntó al Padre cómo hacer más apostolado con la gente de su comunidad.
El Padre respondió ―recordando a san Josemaría y a don Álvaro― que siempre agradecían mucho a Dios por la Administración de los Centros, que hacen del Opus Dei una familia. Le planteó que para hacer apostolado debe ser una mujer de paz, con una sonrisa permanente, acercándose a la gente sin respetos humanos para explicarles la fe y explicarles que son hijos de Dios.
Después de dar la bendición, el Padre saludó a los enfermos que se encontraban cerca del estrado.
Aída, madre de tres hijos, refirió al Padre que su esposo había fallecido hace un año y medio de forma repentina. Ambos estuvieron en la tertulia de hace catorce años en la primera visita del Padre a Honduras. Preguntó al Padre, qué hacer en esos momentos de dificultad en los que la alegría se pierde y se siente más la ausencia de los seres queridos.
El Padre le respondió que no podíamos quedarnos parados en el dolor, los amores no se pierden cuando se deja esta tierra. "Habla más con Dios, no debes dejar de querer y contarle todo a tu marido ―cuéntale el día a día― piensa que él está cercano a ti".
Después de dar la bendición, el Padre saludó a los enfermos que se encontraban cerca del estrado.
EN SAN PEDRO DE SULA (HONDURAS)
En su visita a Centroamérica, Monseñor Javier Echevarría, después de Guatemala, ha pasado un tiempo con sus hijos de Honduras. Primero se detuvo en la ciudad de San Pedro Sula donde alrededor de 800 personas compartieron con él un encuentro, con el calor de familia que suele dar la gente sampedrana.
Al llegar el Padre, le recibieron dos familias y unos niños le entregaron regalos. Betty dio la bienvenida oficial a tierras hondureñas.
"Fomentar el perdón pasa por vivir la caridad, ver en todos a Cristo, ver con los ojos de Cristo", dijo Mons. Echevarría
Fouad, nacido en Beth Sahur, relató al Padre que a uno de sus nietos le diagnosticaron leucemia y le pidió que rezara por él. Aprovechó además para preguntar, cómo fomentar el perdón en un país en el que se vive tanta inseguridad y violencia.
Ante la intervención de Fouad el Padre respondió que en la Obra siempre se ha rezado por los enfermos y que tuviera la seguridad que rezaría por su nieto. Luego añadió que fomentar el perdón pasa por vivir la caridad, ver en todos a Cristo, ver con los ojos de Cristo. Agregó que es necesario preocuparnos porque la formación llegue a todos sin excepciones.
A un joven empresario, el Prelado le dijo que lo primero era dar un trato justo y aunado a esto, que tomáramos conciencia que el ejemplo es fundamental y arrastra
José, un empresario joven, que estaba en la tertulia preguntó al Padre, cómo podemos hacer para que las personas que trabajan con nosotros conozcan más el Evangelio.
El Padre le respondió que lo primero era dar un trato justo y aunado a esto, que tomáramos conciencia que el ejemplo es fundamental y arrastra; que debía procurar conocerlos uno a uno, interesándose por ellos, sus familias y sus cosas.
Una cooperadora, madre de tres hijos preguntó al Padre, qué hacer en esos momentos en los que se pierde la paciencia con los hijos.
La invitó para que, a imitación de san Josemaría y don Álvaro, luchara por ser alma eucarística y alma de oración, no olvidando que la paz procede de la lucha sostenida por parecernos cada día más con Jesucristo.
Una cooperadora, madre de tres hijos preguntó al Padre, qué hacer en esos momentos en los que se pierde la paciencia con los hijos.
Aunque el Padre estuvo cerca de 40 minutos, el tiempo pareció corto. Al terminar la tertulia, los asistentes se mostraron animados a poner en práctica las enseñanzas del Padre para mejorar su vida cristiana.
EN CIUDAD DE GUATEMALA (GUATEMALA)
Diez mil personas se dieron cita para asistir al encuentro con el Prelado del Opus Dei en el Estadio Cementos Progreso, el domingo 20 de julio.
Desde el comienzo el ambiente fue muy familiar y el Padre –como se le llama cariñosamente en el Opus Dei– bromeó diciendo que si se aplaudía mucho llegaría más rápido el momento en que le avisarían que había que terminar la tertulia. Mencionó que se encontraba muy a gusto con sus hijos guatemaltecos y agradeció las muestras de cariño en esa reunión.
Ana María hizo la primera pregunta narrando un favor atribuido a la intercesión de don Álvaro del Portillo: su hija mayor, Anita, padeció una seria escoliosis y debió ser sometida a una seria intervención quirúrgica, que contra todos los pronósticos pudo ser realizada de inmediato, cuando lo ordinario es estar en lista de espera durante varios meses. Además la recuperación fue tan rápida que el médico comentó: “esta niña tiene alguien que le ayuda desde el cielo, porque no se puede explicar de otra manera su recuperación”. Gracias a Dios, y a la intercesión de don Álvaro, Anita está muy bien y podrá asistir a la beatificación de don Álvaro en septiembre próximo, en Madrid. El Padre refirió varios detalles de la santidad de don Álvaro, animando a los presentes a acudir a su intercesión.
Luego intervino Francisco, padre de nueve hijos, quien conoció la Obra hace pocos años, quien preguntó al Padre sobre la alegría de las familias numerosas y cómo influir en la recristianización de la sociedad, a lo que el Padre respondió que debería de estar muy agradecido con Dios por el privilegio de tener una familia numerosa, y que podía hacer mucho apostolado con el ejemplo y hablando con sus amigos.
Continuó Dominga, quien habló en cakchiquel, una de las lenguas mayas mayoritarias en Guatemala. Su esposo tradujo la pregunta, diciendo que quería saber cómo ayudar a sus hijas en su vocación. El Padre contestó que la tarea como padres no terminaba, que debían rezar siempre por la fidelidad de sus hijas y que deberían de estar muy agradecidos a Dios por esa gran predilección.
Todavía hubo tiempo para dos preguntas más. Todos los asistentes salieron muy removidos y con deseos de mejora en su vida cristiana. El buen clima de Guatemala se hizo presente –aún estando en temporada lluviosa–, por lo que logró dar fe de la conocida referencia a Guatemala como “país de la eterna primavera”.
opusdei.es
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