Ciudad de Guatemala. Diez mil personas se dieron cita para asistir al encuentro con el Prelado del Opus Dei en el Estadio Cementos Progreso, el domingo 20 de julio.
Desde el comienzo el ambiente fue muy familiar y el Padre –como se le llama cariñosamente en el Opus Dei– bromeó diciendo que si se aplaudía mucho llegaría más rápido el momento en que le avisarían que había que terminar la tertulia. Mencionó que se encontraba muy a gusto con sus hijos guatemaltecos y agradeció las muestras de cariño en esa reunión.
Ana María hizo la primera pregunta narrando un favor atribuido a la intercesión de don Álvaro del Portillo: su hija mayor, Anita, padeció una seria escoliosis y debió ser sometida a una seria intervención quirúrgica, que contra todos los pronósticos pudo ser realizada de inmediato, cuando lo ordinario es estar en lista de espera durante varios meses. Además la recuperación fue tan rápida que el médico comentó: “esta niña tiene alguien que le ayuda desde el cielo, porque no se puede explicar de otra manera su recuperación”. Gracias a Dios, y a la intercesión de don Álvaro, Anita está muy bien y podrá asistir a la beatificación de don Álvaro en septiembre próximo, en Madrid. El Padre refirió varios detalles de la santidad de don Álvaro, animando a los presentes a acudir a su intercesión.
Luego intervino Francisco, padre de nueve hijos, quien conoció la Obra hace pocos años, quien preguntó al Padre sobre la alegría de las familias numerosas y cómo influir en la recristianización de la sociedad, a lo que el Padre respondió que debería de estar muy agradecido con Dios por el privilegio de tener una familia numerosa, y que podía hacer mucho apostolado con el ejemplo y hablando con sus amigos.
Luego continuó Dominga, quien habló en cakchiquel, una de las lenguas mayas mayoritarias en Guatemala. Su esposo tradujo la pregunta, diciendo que quería saber cómo ayudar a sus hijas en su vocación. El Padre contestó que la tarea como padres no terminaba, que debían rezar siempre por la fidelidad de sus hijas y que deberían de estar muy agradecidos a Dios por esa gran predilección.
Todavía hubo tiempo para dos preguntas más. Todos los asistentes salieron muy removidos y con deseos de mejora en su vida cristiana. El buen clima de Guatemala se hizo presente –aún estando en temporada lluviosa–, por lo que logró dar fe de la conocida referencia a Guatemala como “país de la eterna primavera”.
opusdei.es
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