La adolescencia y la primera juventud son –lo han sido siempre– etapas propicias para la formación de esas amistades con las que se suele quedar personalmente para conversar, divertirse, estudiar... Por ello, parece extraño que un chico o una chica se sientan solos o aislados, y más cuando tienen 500, 600 o más “amigos” en Facebook.
Esto que tiene visos de contradicción es real, al menos en algunos sitios. En octubre pasado, un sondeo de BBC en el Reino Unido, con una muestra de 55.000 personas, arrojaba que el 40% de los jóvenes de 16 a 24 años decía sentirse solo a menudo o muy a menudo.
Por contraste, entre los mayores de 75, quienes se percibían relegados a la soledad eran el 27%, una verdadera curiosidad dado que los medios, cuando se refieren al problema, lo enfocan casi como exclusivo de los mayores.
Los que manifestaron sentirse solos identificaron la soledad con no tener nadie con quien hablar, con sentirse desconectado del mundo e incomprendido, con percibir que se les ha dejado fuera de lo importante, y con la tristeza.
En el Reino Unido, un servicio de línea de ayuda a menores de edad que dicen sentirse solos o aislados vio aumentar las llamadas un 14% entre 2017 y 2018.
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Juan Ramón Domínguez Palacioshttp://lacrestadelaola2028.blogspot.com
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