El Papa habló el sábado pasado ante más de 80 mil niños y adolescentes, de entre 4 y 18 años, de la Acción Católica Italiana. Respondió a tres preguntas: la primera fue la de un niño, sobre cómo ‘llegar a ser grandes’; la segunda la formuló una adolescente, sobre cómo aprender a amar; y la tercera una educadora, sobre cómo afrontar el desafío de educar hoy.
Al niño, el Santo Padre respondió que "crecer en altura implicabuscar ‘algo más’, haciendo hincapié en lo bello que es ser amigos de Jesús, escucharlo y hablar con él en la oración, encontrarlo en los Sacramentos, en la Santa Misa y en la Confesión quiere decir hacerlos conocer a los demás. Quiere decir estar con los más pobres, con los enfermos, con los más necesitados. "Así, añadió, seréis grandes de verdad, no sólo porque vuestra estatura aumenta, sino porque vuestro corazón se abre a la alegría y al amor que Jesús os dona y así se abre a la verdadera grandeza que es estar en el gran amor de Dios, que es también siempre el amor de los amigos. Esperemos y recemos para crecer en este sentido, para encontrar ‘ese algo más’ y ser verdaderamente personas con un corazón grande, amigos de un amigo grande, como Jesús, que nos da su grandeza también a nosotros".
A la adolescente, el Papa respondió que "mucho del amor que presentan algunos medios e Internet. Ese no es amor. Es egoísmo, cerrazón, ilusión de un momento que no os hace felices. No os hace grandes, sino que os ata como una cadena, que sofoca el pensamiento y los sentimientos más bellos, los impulsos verdaderos del corazón, aquella fuerza inagotable que es el amor y que encuentra en Jesús su máxima expresión y en el Espíritu Santo la fuerza y el fuego que incendia vuestras vidas, vuestros pensamientos y vuestros afectos. Si bien cueste sacrificio vivir de forma verdadera el amor, sin renuncias no se llega a ninguna meta. Pero estoy seguro de que vosotros no tenéis miedo a la fatiga de un amor comprometido y auténtico ¡Es el único que en fin de cuentas da la verdadera alegría!".
A la pregunta de la educadora, Benedicto XVI respondió que ser "educadores significa tener una alegría en el corazón y comunicarla a todos, para que la vida sea bella y buena para todos. Significa ofrecer razones y metas para el camino de la vida, ofrecer la belleza de la persona de Jesús y hacer que se enamoren de Él, de su estilo de vida, de su libertad, de su gran amor lleno de confianza en Dios Padre. Significa sobre todo tener siempre alta la meta de toda existencia hacia aquel ‘algo más’ que nos viene de Dios». El Papa ha exhortado a los educadores a tener la valentía y la audacia de no dejar nunca que Jesús falte en ningún ambiente – familia, escuela, deporte, tiempo libre - brindando y testimoniando a todos la ternura del Señor, en particular a los más necesitados y abandonados".
LA GACETA
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