Los cuarenta años transcurridos desde la legalización del aborto en EE.UU. no han acallado el debate legal y ético. Mientras la vieja guardia pro-choice se las ve y se las desea para renovar sus bases, se consolida una nueva generación de jóvenes dispuestos a cambiar el statu quo establecido por Roe vs. Wade, la sentencia del Tribunal Supremo estadounidense que legalizó allí el aborto el 22 de enero de 1973.
El movimiento pro-choice se da cuenta de que debe renovar su
mensaje para captar a los jóvenes. Por eso, ha querido hacer de Sandra
Fluke, de 31 años, una “joven campeona de los derechos reproductivos”, a
decir de Nancy Keenan, presidenta de NARAL Pro-Choice America. Recién
licenciada en Derecho, Fluke saltó a la fama en febrero de 2012, cuando
fue insultada en un programa radiofónico por apoyar el plan de Obama de
exigir la cobertura gratuita de los anticonceptivos en el seguro
sanitario.
Desde entonces, Fluke se ha dedicado en cuerpo y alma a agitar la causa pro-choice
entre las filas demócratas.
Pero es posible que Fluke, tan traída y llevada en los medios de
comunicación, no represente a tantas mujeres de su generación como
parece. Año tras año, las últimas encuestas Gallup sobre valores y
creencias muestran que cada vez hay menos jóvenes interesados en las
posturas radicales defendidas por NARAL, Planned Parenthood, NOW y otras
organizaciones abortistas.
La postura provida ha pasado a ser mayoritaria en la opinión pública, y además entre los jóvenes. Aunque el apoyo al aborto legal en EE.UU. sigue siendo amplio, esos
sondeos anuales –basados en 350.000 formularios– revelan un cambio
progresivo hacia la postura provida. La encuesta Gallup que reproduzco en muy reveladora.
Para muchas jóvenes estadounidenses, el argumento de que el aborto libera a las mujeres ha perdido atractivo. A la vista de estos datos, se explica el nerviosismo que existe entre las líderes del movimiento pro-choice. En una entrevista publicada el pasado diciembre por el diario The Hill,
Nancy Keenan explicaba su renuncia como presidenta de NARAL e insistía
en la necesidad de buscar una sucesora más joven capaz de conectar con
las nuevas generaciones. “La generación del milenio es pro-choice
–asegura dando la espalda a las encuestas–, pero tenemos que recortar
la diferencia de intensidad para conectar lo personal con lo político”.
Hoy, McCorvey hace lo que está en su mano por divulgar que la
sentencia que legalizó el aborto en EE.UU. tiene su origen en el
perjurio. “Me llamo Norma McCorvey, soy la ex Jane Roe de la sentencia
Roe vs. Wade (...). Fui convencida por unas abogadas feministas para que
mintiera, para que dijera que había sido violada y que necesitaba un
aborto. Todo fue una mentira”, declara en un vídeo lanzado en octubre de
2012.
ACEPRENSA
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