Se cumplieron hace unos días cuarenta años desde que el Tribunal Supremo norteamericano
aprobó la ley
del aborto, decisión que tuvo un fuerte efecto en las legislaciones de
otros países. Se calcula que son 55 millones los abortos realizados en
Estados Unidos desde aquel 22 de enero de 1973.
El caso –conocido como
“Roe versus Wade”- debatía el recurso al aborto
de una joven, identificada con el seudónimo “Jean Roe”, que
había sido violada. Es menos conocido el hecho de que la chica nunca
llegó a
abortar: tuvo a su hija y, años después, dio a luz a dos más.
Desde aquella
fecha, algunas cosas han cambiado: una de ellas es “Jean Roe”
salió a la luz pública, se llama Norma McCorvey, y ha declarado públicamente que mintió en el
proceso, pues no había sido violada. Su arrepentimiento le llevó a la fe
católica y a la militancia “pro life”. Una de las abogadas del caso, Sarah Weddington, también admitió que su conducta “pudo
no haber sido totalmente ética. Pero lo hice por lo que pensé fueron buenas
razones”.
Siempre me ha llamado
la atención el uso de la media verdad,
del eufemismo, de la poca trasparencia, etc. que suele acompañar la
promoción del aborto (como demuestra el mismo caso de Jean Roe). Esta
crítica ya la hizo hace años Naomi Wolf, la conocida feminista que se
refería a este
tema en un artículo muy duro contra la retórica “pro choice”, en cuyas
filas ella
misma militaba, publicado en The New Republic (disponible aquí en su original inglés). Una de sus observaciones es que los promotores del aborto
recurren con demasiada frecuencia a la censura, la falsedad, el tabú… ¿Qué tratan de esconder?, se preguntaba.
Quizá un modo de marcar este aniversario sea una apuesta por
una mayor trasparencia, también por parte de la prensa. Hace ya años que el
premio Pulitzer David Show, de Los Angeles Times, publicó su estudio sobre la
cobertura del aborto en los medios de Estados Unidos. Es hora que de superar el neto prejuicio
pro-aborto que constató entonces. A estas alturas, sabemos bien que el aborto es una herida para curar entre todos, no una
batalla ideológica.
LAIGLESIAENLAPRENSA.COM
Pienso que el mal mayor que hacen la personas proabortistas está en las medias verdades, que esconden lo que les interesa, la demagogia y la manipulación que hacen de la información real y cruel del aborto.
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