El crucifijo es el espejo en el cual todos, creyentes y no creyentes, pueden encontrar un significado que enriquece la vida. Y, entonces, "en ningún otro lugar el hombre puede darse cuenta mejor de lo que vale sino cuando sel miran en el espejo de la cruz". Lo ha subrayado Benedicto XVI, al centrar la catequesis de la audiencia general en la figura de San Antonio de Padua, un hombre que puso a "Cristo al centro de la vida, del pensamiento, de la acción y la predicación".
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