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martes, 16 de febrero de 2010

El mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2010 en 20 frases



Recojo en una síntesis de 20 puntos el mensaje del Papa. A continuación el enlace al texto íntegro y finalmente las palabras de Benedicto XVI el domingo pasado sobre la Cuaresma

1.- Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas.

2.- Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina: “La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo” (Rm 3, 21-22).

Los límites de la justicia humana

3.- Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” -“dare cuique suum”-, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III.

4.- Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se puede garantizar por ley.

5.- Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder solo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que solo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle.

6.- Los bienes materiales, ciertamente, son útiles y necesarias (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios.

7.- Observa San Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo… no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios”.

Benedicto XVI

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TEXTO ÍNTEGRO DEL MENSAJE

El Evangelio de Cristo responde positivamente a la sed de justicia del hombre, pero en modo inesperado y sorprendente. Lo ha dicho Benedicto XVI durante el Ángelus del domingo pasado, precisando que el Hijo de Dios no propone una revolución social y política, sino la revolución del amor, que ha realizado ya con su Cruz y Resurrección. Pensando en el miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma, el Pontífice ha deseado que este tiempo pueda liberarnos de la ilusión de la autosuficiencia, permitiéndonos reconocer que tenemos necesidad de Dios y de su misericordia.

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