La imagen de esos jóvenes que han llenado la ciudad con un espíritu pacífico, constructivo, alegre, ha sido un auténtico tsunami que ha pasado por encima de las críticas
Exultante ante el éxito de la JMJ, Yago de la Cierva destaca que se ha visto estos días una juventud «pacífica, comprometida y alegre».
¿Ha salido todo según lo previsto?
¡Mucho mejor! Los peregrinos han dado un ejemplo de un tipo de juventud que ha llenado la ciudad de alegría, ha trasmitido esperanza y se lo ha pasado muy bien. Otro elemento ha sido la participación de muchísimos madrileños y españoles. Y un tercer motivo de satisfacción, que el Santo Padre se ha ido feliz y muy agradecido por la acogida.
Desde el punto de vista de organización, ¿el calor y la tormenta en Cuatro Vientos fueron lo más complicado? ¿Se llegó a temer por la seguridad del Papa o los asistentes?
Qué va, solo fue una lluvia fuerte y el mayor riesgo era que el Papa se resfriara. No corrían ningún riesgo él ni nadie. Simplemente, interrumpió el acto y no pudimos sacar bajo la lluvia la Custodia de Arfe.
¿Y cómo se afrontó el calor?
Introdujimos camiones de agua, se llevó agua extra y dimos indicaciones para que se diera el agua gratis.
Con tantos actos y tanta gente, habrá habido otros contratiempos o curiosidades que no hayamos visto...
Siendo el evento más largo y de mayor participación en España, el Samur tuvo, en proporción, menos intervenciones. La gente sabía que venía de peregrinación e iba a dormir en sitios duros, comer a distintas horas, caminar mucho y pasar calor. El único disgusto fue que no se pudo distribuir la comunión por la tormenta.
¿Por qué hubo que cerrar las puertas en Cuatro Vientos?
Los peregrinos ocupaban más espacio del necesario y, cuando se vio que los que iban a entrar no podrían ocupar su sitio, la Policía sugirió cerrar. Al día siguiente se pidió recoger las pertenencias y hacer sitio y pudieron entrar los que estaban fuera.
¿Qué cifras de asistencia hubo?
Solo sabemos los 500.000 inscritos, pero el resto no lo dice, va y participa. La imagen es sumamente gráfica. El Ayuntamiento dio 1,9 millones, pero la cifra no es la clave del éxito.
¿Este éxito deja en el olvido las críticas y manifestaciones previas?
La imagen de esos jóvenes que han llenado la ciudad con un espíritu pacífico, constructivo, alegre, ha sido un auténtico tsunami sobre ese tipo de cosas. La evidencia ha sido tal que ha pasado por encima de las críticas. En cuanto a la financiación, lo dicen todas las administraciones: lo financian los peregrinos y los benefactores. El que insiste no es que no lo entienda, sino que no lo quiere aceptar.
Después de la JMJ, ¿qué ha cambiado en Madrid y en España?
Hay un antes y un después, es una bocanada de aire fresco, de esperanza, de una nueva juventud que rompe clichés. Es gente comprometida que no ha venido a pasar unos días de divertimento fácil, sino de profundización, de aprender a ser mejores.
¿Y, aparte de los participantes, qué ha supuesto para el conjunto?
Ha mejorado el clima de convivencia entre los españoles, entre la Iglesia y el Estado. Ha sido un esfuerzo colectivo, un concierto en el que el director de orquesta ha sido el Papa.
¿Y ahora, qué le queda por hacer?
Trabajamos en dejar las cosas como estaban o mejor. Esta tarde por ayer empiezan los voluntarios a recoger Cuatro Vientos y empezará la limpieza. Tenemos unos días para dejar Cuatro Vientos y Cibeles en perfecto estado.
ABC (Entrevista de Manuel Trillo) / Almudí
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