Afirma Yago de la Cierva que es "respetable" pensar que "nada religioso puede ser bueno para la sociedad", pero «no le vamos a decir a la gente "no vengáis a la JMJ porque a ellos no les gusta"»
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A dos semanas de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), su director ejecutivo, Yago de la Cierva, recibe a ABC en la sede del Comité Organizador Local (COL) para comentar cómo marchan los preparativos de la cita del Papa con los jóvenes de todo el mundo.
La mano derecha del cardenal Rouco Varela en la JMJ resta importancia a la convocatoria de una manifestación contra la visita de Benedicto XVI y asegura que este encuentro demostrará que la salida de España pasa "por un rearme moral" y no por una actitud beligerante.
¿Cómo marchan los preparativos?
En el programa habíamos dividido la organización de las jornadas en unas 2.400 tareas. Todas ellas están muy avanzadas, pero muchas no están terminadas. Los preparativos van muy bien. Los grandes elementos que faltan son, sobre todo, terminar los escenarios. ¿Dónde estamos ahora empujando todo lo posible? Sobre todo en algunos aspectos de la seguridad para que mucha gente pueda estar cerca del Santo Padre.
¿Todas las personas que se van a encontrar con Benedicto XVI ya están fijados o pueden surgir imprevistos?
Se trata de evitarlo. Queremos poner cerca del Papa a gente de todo el mundo. Un ejemplo es el almuerzo del Santo Padre con doce jóvenes voluntarios en la Nunciatura. Eso requiere trabajo, porque la seguridad tiene que cuidarse, pero este no ha sido el último criterio que se ha tenido en cuenta. Entendemos las razones de la Seguridad del Estado y colaboramos con ellos para que luego nos dejen acercar al Santo Padre a la gente.
¿Pone muchos requisitos el Santo Padre cuando está de viaje?
El Papa no pide nada, ni pone ninguna condición. Él quiere estar al lado de su gente y en España tenemos mucha experiencia en ese sentido. Las autoridades, además, se han portado muy bien, porque entendemos que la situación del país no es fácil y también somos conscientes de que el Gobierno recibe críticas de la extrema izquierda para que no traten al Papa como el pueblo español quiere y, en ese sentido, estamos muy agradecidos, porque, en lugar de desentenderse, comprenden que merece la pena.
En agosto hace calor... El Papa es una persona mayor y los jóvenes pasan todo el día al aire libre durante la JMJ, ¿les preocupa este tema?
Claro que nos preocupa, sobre todo por aquellos que vienen de países con un clima mucho más moderado. En los lugares abiertos habrá mucha agua. En Cuatro Vientos hemos puesto 4.000 grifos, mientras que en Cibeles se han habilitado, gracias al Ayuntamiento, muchas fuentes públicas que estaban cerradas. En lo que se refiere al Papa, los sitios al aire libre estarán climatizados con pulverizadores de agua. Es una preocupación totalmente razonable. El calor probablemente provocará el mayor número de incidencias, pero los voluntarios están preparados para atenderlas.
¿Qué piensa de la concentración que han convocado una serie de organizaciones la víspera de la llegada del Papa?
No es la primera vez, ni es la última. Se aprovechan de la visibilidad que traen otros para sacar partido a su causa, para llevar el agua a su molino. Cualquier persona movida por la ideología hace eso, pero la gente podrá comprobar los tipos de mensajes que dan unos y otros y, en ese sentido, estamos encantados de que sirva de comparación. Tenemos mucho en común con los que protestan. Tanto ellos como nosotros estamos descontentos con la situación, pero nuestro mensaje es: "No queremos la situación actual de crisis de las instituciones, de crisis económica y de valores", pero a la par reconocemos que somos nosotros quienes tenemos que construir una nueva sociedad, no simplemente protestar. Eso es lo que no nos parece que estén haciendo bien. Estamos de acuerdo en el diagnóstico, pero no en el tratamiento.
Después de dos años de trabajo y de grandes esfuerzos para que esta JMJ salga bien, ¿cómo encajan las críticas por celebrar este evento en plena crisis o por que los funcionarios tengan que trabajar en agosto?
Hay dos tipos de críticas. Decir: "Quisiéramos que se hiciera de otro modo" o "no lo estáis haciendo lo suficientemente bien" es razonable y muy estimulante, porque nos anima a mejorar. Pero hay otras críticas que nos dejan un poco perplejos, porque no responden a la realidad, como aquellas que se refieren a la contribución económica de las administraciones públicas. No nos desanima, pero sí nos provoca pena que haya gente que se crea esas cosas que hemos rebatido muchas veces. Creemos que aquellos que presentan críticas razonables se van a quedar conquistados por la JMJ, y a los que falsifican los datos, porque simplemente les cae mal que vengan muchos jóvenes a encontrarse con el Papa, es imposible que los convenzamos. En ese caso es mejor que sigan su camino, que nosotros seguiremos el nuestro.
Si el comité organizador insiste en que no hay dinero público en la JMJ, ¿a qué se puede atribuir esa desconfianza hacia la Iglesia?
Es política, ideología. La gente que piensa que nada religioso puede ser bueno para la sociedad, por mucho que nosotros le digamos que la JMJ se autofinancia no lo acepta. Es gente que tiene sus prejuicios y nos parece respetable su posición, pero no nos vamos a frenar, no le vamos a decir a la gente: "No vengáis porque a ellos no les gusta". Por eso, la JMJ llega en un momento perfecto para España, para transmitir a los jóvenes un mensaje de esperanza, de que hay salida.
ABC (Entrevista de Laura Daniele)
Almudí
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