El filósofo Belardinelli lo tiene claro: la primera víctima del relativismo y del acentuado nihilismo actual termina recayendo en la propia libertad del hombre. La dialéctica política democrática se transforma en un “guerracivilismo” cuando las mayorías dictan verdades que han de llevarse a cabo y las minorías no pueden acoplarse a ellas adecuadamente. Un ejemplo evidente está pasando en España con la actual reforma de la ley del aborto. Es urgente, por tanto, apelar a un diálogo entre católicos y laicos, no vaya a ser que la Iglesia caiga no sólo ante la “tiranía de las mayorías” (tan estudiada por Tocqueville), sino ante un perseguido despotismo laicista (más que palpable en la sociedad española).
Con estas afirmaciones inauguró el filósofo Sergio Belardinelli el plantel de sesiones del curso de verano abulense “Dios en la sociedad postsecular” el lunes, así como fue el primero en pronunciar ayer otra conferencia titulada precisamente “¿Dios en la sociedad postsecular?”, que se prolongó desde las 10 horas hasta las 12 del mediodía. ¿Se puede hablar de una sociedad postsecular a pesar de las complicada relación que siempre ha existido entre la religión cristiana y la política? ¿Qué producen en última instancia las democracias?
“Durante estos años nos hemos dado cuenta de las difíciles relaciones entre Estado Moderno e Iglesia Católica, que representan únicamente una de las caras de la moneda de nuestro complejo entramado histórico-cultural, que termina por implicar el sentido general de la modernidad”, aseguró.
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Con estas afirmaciones inauguró el filósofo Sergio Belardinelli el plantel de sesiones del curso de verano abulense “Dios en la sociedad postsecular” el lunes, así como fue el primero en pronunciar ayer otra conferencia titulada precisamente “¿Dios en la sociedad postsecular?”, que se prolongó desde las 10 horas hasta las 12 del mediodía. ¿Se puede hablar de una sociedad postsecular a pesar de las complicada relación que siempre ha existido entre la religión cristiana y la política? ¿Qué producen en última instancia las democracias?
“Durante estos años nos hemos dado cuenta de las difíciles relaciones entre Estado Moderno e Iglesia Católica, que representan únicamente una de las caras de la moneda de nuestro complejo entramado histórico-cultural, que termina por implicar el sentido general de la modernidad”, aseguró.
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