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miércoles, 14 de julio de 2010

Héroes de la fe


          La liberación del obispo Julius Jia Zhiguo, obispo clandestino de Zhengding (China), tuvo lugar la semana pasada. Es una buena noticia pero no es la señal de un cambio en el régimen comunista de Pekín. El obispo Jia, de hecho, ya ha sido detenido en varias ocasiones y, Almudi.org - 
Mons. Julius Jia Zhiguodespués, liberado tras varios meses. 

          AsiaNews informa de que durante este período «está separado en una habitación y sometido a reuniones políticas en las que se le ha tratado de convencer de que firme la adhesión a la Asociación Patriótica, la organización del Partido Comunista que quiere construir una iglesia nacional, sin vínculos con la Santa Sede»

          El pasado martes el obispo, rodeado de cientos de sus seguidores, pudo celebrar la misa en la catedral del pueblo de Wuqiu, donde vive. Pekín ha publicado un plan de acción nacional para proteger derechos. Pero 2009 en China fue, según el informe mundial de Human Rights Watch, un año negro para los derechos humanos y la democracia. Y 2010 no ha empezado mejor. 

          «La persecución de católicos, protestantes y seguidores de otras religiones —asegura Bernardo Cervellera, el mayor especialista en cristianismo chino— se produjo desde el primer momento tras la proclamación de la República Popular. Desde el comienzo, el maoísmo se propuso destruir de forma planificada toda religión que consideraba una superstición, o absorberla para los fines del gobierno controlándola por el partido. Y rápidamente los hombres que trabajaban a favor del pueblo —y que habían visto con simpatía la llegada de los comunistas— se opusieron a la divinización del poder, salvaguardando la libertad de la propia conciencia»

ALMUDI
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