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jueves, 12 de junio de 2014

El hijo del otro

 Cuando se prepara para realizar el largo servicio militar israelí, un joven de Tel Aviv, Joseph Silberg (Jules Sitruk), descubre que no es hijo biológico de sus padres. Por culpa de un bombardeo, cuando nació en un hospital de Haifa fue intercambiado accidentalmente por el hijo de una familia palestina de los territorios ocupados de Cisjordania, Yacine Al Bezaaz (Mehdi Dehbi), que ahora se dispone a estudiar Medicina en París.

  El mundo se derrumba alrededor de estas dos familias. El rechazo, la duda, la pérdida de identidad, los prejuicios de raza y religión se erigen como espinosa barrera en sus vidas, y todos intentarán superarla a través de la comprensión, la amistad y la reconciliación, en una atmósfera dominada por el miedo y el odio.

  Con un planteamiento similar al de “De tal padre, tal hijo”, del japonés Hirokazu Kore-eda, esta película de la directora y guionista francesa Lorraine Lévy (“La première fois que j'ai eu 20 ans”, “Mes amis, mes amours”) triunfó precisamente en el Festival de Tokio 2013, donde ganó los premios a mejor película y director.



   Si el filme de Kore-eda enfrentaba sobre todo dos modelos de familia —una rica y cerrada en sí misma; otra pobre y abierta a los demás—, el de Lévy desarrolla más bien una fábula moral sobre el sinsentido del conflicto palestino-israelí a través de dos familias de clase media en sus respectivas comunidades, unidas entre sí y más bien moderadas. 

   De esa manera, la cineasta subraya que el camino del diálogo y la comprensión mutua es el único posible, y que es misión de las nuevas generaciones recorrerlo con decisión y valentía, superando los prejuicios ancestrales y sabiéndose poner en el pellejo del supuesto enemigo o antagonista. 

   En este sentido, “El hijo del otro” llega más lejos que “De tal padre, tal hijo”, pues en ella los hijos intercambiados son ya casi mayores de edad, y su aportación a la historia es más relevante. Como señala en el filme Yacine a Joseph mientras ambos se arreglan juntos delante de un espejo: “Mira, Isaac e Ismael, los dos hijos de Abraham”.

   Este esperanzador mensaje lo articula Lévy a través de un guion fluido y detallista, quizás algo forzado en alguno de sus giros dramáticos, pero sólido y profundo en la definición de sus personajes y en el desarrollo de sus conflictos dramáticos y morales. Estos adquieren entidad gracias a la sobria veracidad de todas las interpretaciones, que logran dotar a los personajes de una entrañable humanidad, superadora de las deformaciones ideológicas y las visiones parciales de la realidad. 

   Especialmente intenso es el retrato de las dos madres, magníficamente interpretadas por Emmanuelle Devos y Areen Omari, que logran apaciguar a sus maridos (Pascal Elbé y Khalifa Natour) y crear el clima necesario para que sus hijos comiencen a andar con su propio paso, bien diferente al de sus progenitores. Película importante, en fin, especialmente elogiable por su optimismo, poco habitual en los tiempos que corren.(Cope J. J. M.) (Decine21 / Almudí JD) 

Contenidos: Imágenes (algunas V)
 Dirección: Lorraine Lévy. País:FranciaAño: 2012. Duración: 105 min. Género: DramaInterpretación: Emmanuelle Devos (Orith), Pascal Elbé (Alon), Jules Sitruk (Joseph), Mehdi Dehbi (Yacine), Areen Omari (Leïla), Khalifa Natour (Saïd). Guion: Lorraine Lévy, Nathalie Saugeon y Noam Fitoussi; basado en un argumento de Noam Fitoussi. Producción: Raphaël Berdugo y Virginie Lacombe. Música: Dhafer Youssef. Fotografía: Emmanuel Soyer. Montaje: Sylvie Gadmer. Diseño de producción: Miguel Markin. Vestuario: Valérie Adda y Rona Doron.Distribuidora: Surtsey FilmsEstreno en Francia: 4 Abril 2012. Estreno en España: 6 Junio 2014

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