En la recta final del año sacerdotal, la de hoy ha sido la última de las tres catequesis del Papa sobre las tareas esenciales del ministerio presbiteral -enseñar, santificar, gobernar-. Y ello constatando la dificultad de "comprender en la cultura contemporánea una dimensión como ésta, que implica el concepto de autoridad y tiene su origen en el mandato del Señor de apacentar a sus ovejas".
Y es que "los regímenes que en el siglo pasado sembraron el terror y la muerte recuerdan con fuerza que la autoridad en todos los ámbitos, cuando se ejerce sin referencia a lo Trascendente, prescindiendo de la autoridad suprema, que es Dios mismo, termina inevitablemente yendo contra el hombre”. De ahí la importancia –advirtió- de “reconocer que la autoridad humana jamás es un fin, sino siempre y sólo un medio y que, necesariamente y en todos los tiempos, el fin es siempre la persona".
"Para ser pastores según el corazón de Dios debe haber un profundo enraizamiento en la amistad viva con Cristo, no sólo de la inteligencia, sino también de la libertad y la voluntad -indicó-, una conciencia clara de la identidad recibida en la ordenación sacerdotal, una disposición incondicional para dirigir el rebaño confiado donde el Señor quiere, y no en la dirección que, aparentemente, parece más conveniente o más fácil”.
Llevar a cabo esta tarea “requiere, en primer lugar, la disponibilidad constante y progresiva para dejar que Cristo mismo gobierne la existencia sacerdotal de los presbíteros -puntualizó el Papa-. De hecho, nadie es realmente capaz de pastorear el rebaño si no vive una verdadera y profunda obediencia a Cristo y a la Iglesia, y la docilidad del pueblo a sus sacerdotes depende de la docilidad de los sacerdotes a Cristo".
Refiriéndose al concepto de "jerarquía" en la Iglesia, el pontífice señaló que en la opinión pública prevalece la idea de que es se trata de "un elemento de subordinación” “y para muchos contrasta con la flexibilidad y la vitalidad del sentido pastoral” y con “la humildad del Evangelio”.
Tal es “un malentendido del sentido de la jerarquía, históricamente causado también por abusos de autoridad y por 'carrierismo', que son, precisamente, abusos y no derivan del ser mismo de la realidad 'jerárquica'. La opinión común es que 'jerarquía' es algo siempre legado al dominio y así no se corresponde al verdadero sentido de la Iglesia, de la unidad en el amor de Cristo”.
Desde esta perspectiva Benedicto XVI aludió a la misión petrina: “E Papa, que es un punto de referencia para la comunión con todos los pastores de la Iglesia, no puede hacer lo que quiere, sino al contrario; es custodio de la obediencia a Cristo y a su palabra".
Sin “una visión clara y explícitamente sobrenatural no es comprensible la tarea de gobernar propia de los sacerdotes -admitió-. Sin embargo, cuando se apoya en el verdadero amor por la salvación de cada fiel, es especialmente valiosa y necesaria también en nuestro tiempo".
El Papa concluyó invitando a los sacerdotes a las celebraciones de clausura del Año Sacerdotal: 9, 10 y 11 de junio en Roma: "Meditaremos sobre la conversión y la misión, el don del Espíritu Santo y la relación con María Santísima, y renovaremos nuestras promesas sacerdotales, sostenidos por todo el Pueblo de Dios".
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"Para ser pastores según el corazón de Dios debe haber un profundo enraizamiento en la amistad viva con Cristo, no sólo de la inteligencia, sino también de la libertad y la voluntad -indicó-, una conciencia clara de la identidad recibida en la ordenación sacerdotal, una disposición incondicional para dirigir el rebaño confiado donde el Señor quiere, y no en la dirección que, aparentemente, parece más conveniente o más fácil”.
Llevar a cabo esta tarea “requiere, en primer lugar, la disponibilidad constante y progresiva para dejar que Cristo mismo gobierne la existencia sacerdotal de los presbíteros -puntualizó el Papa-. De hecho, nadie es realmente capaz de pastorear el rebaño si no vive una verdadera y profunda obediencia a Cristo y a la Iglesia, y la docilidad del pueblo a sus sacerdotes depende de la docilidad de los sacerdotes a Cristo".
Refiriéndose al concepto de "jerarquía" en la Iglesia, el pontífice señaló que en la opinión pública prevalece la idea de que es se trata de "un elemento de subordinación” “y para muchos contrasta con la flexibilidad y la vitalidad del sentido pastoral” y con “la humildad del Evangelio”.
Tal es “un malentendido del sentido de la jerarquía, históricamente causado también por abusos de autoridad y por 'carrierismo', que son, precisamente, abusos y no derivan del ser mismo de la realidad 'jerárquica'. La opinión común es que 'jerarquía' es algo siempre legado al dominio y así no se corresponde al verdadero sentido de la Iglesia, de la unidad en el amor de Cristo”.
Desde esta perspectiva Benedicto XVI aludió a la misión petrina: “E Papa, que es un punto de referencia para la comunión con todos los pastores de la Iglesia, no puede hacer lo que quiere, sino al contrario; es custodio de la obediencia a Cristo y a su palabra".
Sin “una visión clara y explícitamente sobrenatural no es comprensible la tarea de gobernar propia de los sacerdotes -admitió-. Sin embargo, cuando se apoya en el verdadero amor por la salvación de cada fiel, es especialmente valiosa y necesaria también en nuestro tiempo".
El Papa concluyó invitando a los sacerdotes a las celebraciones de clausura del Año Sacerdotal: 9, 10 y 11 de junio en Roma: "Meditaremos sobre la conversión y la misión, el don del Espíritu Santo y la relación con María Santísima, y renovaremos nuestras promesas sacerdotales, sostenidos por todo el Pueblo de Dios".
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