Comenzamos este mes dedicado especialmente a la Virgen, dentro del año mariano que estamos celebrando en la Obra. Y el corazón y el pensamiento se nos van enseguida a Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, para agradecerle los innumerables favores que recibimos constantemente por su intercesión... Así comienza el Prelado su carta de este mes de mayo.
En estos días le agradecemos en concreto —perdonad el inciso— la ordenación sacerdotal de 32 hermanos vuestros, a quienes administraré el presbiterado el próximo día 8, en la Basílica de San Eugenio. Recemos a la Virgen por ellos y por todos los sacerdotes.
Afirma que todos hemos experimentado en nuestra vida la presencia bienhechora de Santa María para acercarnos a la intimidad del Señor. Por esta razón, y porque se lo merece —no hay criatura más digna que la Virgen: más que Ella sólo Dios—, jamás le agradeceremos suficientemente sus desvelos por nosotros, ni la alabaremos como sería debido.
Recuerda dos aniversarios que se cumplen en este mes, que invitan a tratar con especial cariño a la Virgen: el de la primera romería de nuestro Padre —a Sonsoles, en 1935— y el de su novena ante la Virgen de Guadalupe, en 1970.
En el mencionado primer aniversario —el pasado día 2 se cumplieron 75 años— San Josemaría dio comienzo a la costumbre de la Romería de mayo, de la que tantos frutos espirituales se han derivado. Desde entonces, millones de personas han aprendido a llevar su cariño filial a la Virgen con sabor de intimidad. Os sugiero que nos empeñemos más en este mes, para que muchos amigos nos acompañen en esas visitas marianas. Deseamos dar gracias a la Virgen por sus desvelos con la Iglesia y con cada uno de sus hijos.
El otro aniversario se cumple también este mes: los cuarenta años del viaje de nuestro Padre a México para rezar ante la Virgen de Guadalupe, y recuerda cómo San Josemaría, movido por su amor a la Iglesia, al Papa, a las almas, deseaba poner en manos de la Virgen las intenciones de su corazón.
Recuerda Mons. Echevarría que fue una plegaria filial intensísima, de completo abandono en la Voluntad de Dios, y al mismo tiempo insistente, como la de un niño pequeño y confiado, y recoge en su carta unas palabras de aquella oración, animando a todos a rezar así a la Virgen, renovando de modo constante la petición por la Iglesia, por el Papa y sus colaboradores; por los Obispos, por los sacerdotes y por todo el pueblo de Dios.
Texto completo de la Carta del Prelado del Opus Dei
Enlace relacionado:
Ordenación de 32 sacerdotes, en directo por Internet, el próximo sábado 8 de mayo
OPUSDEI.ORG
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