“Los socialistas creen que la manipulación educativa es de importancia estratégica para su proyecto a largo plazo. No estaban dispuestos, por lo tanto, a moverse un milímetro de sus posiciones en materia de libertad de enseñanza, en el mantenimiento de la Educación para la Ciudadanía, en la vigencia de las implicaciones deformativas de la ley de ampliación del aborto, o en algo tan evidente como la necesidad de enseñar castellano en toda España”.
Alejandro Llano, catedrático de Filosofía, denunciaba así ayer, en un artículo publicado en el diario La Gaceta, la inviabilidad de la reciente “parafernalia del pacto educativo”. Una imposibilidad que hace que “mientras tanto, la enseñanza se sigue deteriorando en todos los niveles, por imposiciones administrativas que sólo conducen a dificultar la eficacia de los educadores”.
La denuncia del ilustre pensador no se queda sin embargo en el fracasado pacto educativo. El problema es más amplio y está en la falsedad de un pretendido modelo de diálogo, el de la “ley del embudo”.
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Dos ideas: es estúpido echarle un pulso a Dios; el mal tiene sus consecuencias, que, por desgracia, la gente ve de forma mucho más fuerte que las advertencias que hoy podamos hacer. La mala educación de hoy producirá desórdenes y dolor mañana y cambiaremos, aunque sea tras el escarmiento.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Viene bien recordar la parábola del trigo y la cizaña porque la respuesta que el Señor da ahora, ante el mal presente, es la misma: el enemigo lo ha hecho con la complicidad de vuestro sueño. Que todo lo que pasa nos impulse a ahogar el mal con el bien que el bien que realicemos, sin olvidarnos que el mundo sigue en las manos de Dios, empeñadísimo en que las cosas cambien, a través de nosotros: es nuestra hora.
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