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viernes, 7 de mayo de 2010

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          Notable película francesa sobre la relación entre un inmigrante que quiere pasar el Canal de la Mancha y un monitor de natación

Año de producción: 2009
País: Francia
Dirección: Philippe Lioret
Intérpretes: Vincent Lindon, Firat Ayverdi, Audrey Dana, Derya Ayverdi, Thierry Godard, Selim Akgul, Firat Celik, Murat Subasi
Guión: Olivier Adam, Emmanuel Courcol, Philippe Lioret
Música: Nicola Piovani
Fotografía: Laurent Dailland
Distribuye en Cine: Golem
Duración: 110 min.
Género: Drama
Contenidos: Imágenes (algunas V), Imágenes (alguna S)


Nadar y soltar la ropa

      Bilal, un joven kurdo de 17 años, ha cruzado el Oriente Próximo y Europa para reunirse con su novia recién emigrada a Inglaterra. Pero su recorrido se detiene bruscamente cuando, en el lado francés, le impiden cruzar el Canal de la Mancha. Entonces decide cruzarlo a nado. Para cumplir su objetivo, empieza a entrenarse en la piscina municipal. Allí conoce a Simon, un profesor de natación en pleno proceso de divorcio. Simon está dispuesto a hacer lo que sea para recuperar a su mujer y lo arriesga todo ofreciendo protección a Bilal.

      El director mezcla con habilidad el documental y las historias particulares, y con ello logra que el mensaje interpele directamente al espectador. La película  cuenta una historia muy dura de inmigración, que pone en primer término lo positivo de la condición humana y lo más noble de los personajes. La crítica al sistema policial es muy dura, y también lo es hacia ciertas costumbres islámicas. Lo más importante de la cinta es la gran historia de amor que encierra.

      Trabajada, con matices, sin tremendismos, logra el cineasta francés no caer nunca en blanda sensiblería al describir la evolución de los acontecimientos, el modo en que se estrechan los lazos. Y a la hora de vertebrar la trama, funciona muy bien el paralelismo-contraste en las dos historias de amor, la de los enamorados iraquíes, y la de los separados Simon y Marion: la fuerza de voluntad y los sacrificios de Bilal espolean al conformista profesor de natación.

      Nadie es perfecto, pero todos se esfuerzan más o menos por ser mejores personas, y dejarse guiar por el amor, la única tabla de salvación en este mundo. Con tal idea flotando, bien punteada por la sencilla y efectiva partitura musical, y por la metáfora visualmente fuerte de la natación, Loiret entrega una solidísima película, que da mucho que pensar. El reparto es fantástico.

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