ACTUALIDAD

domingo, 18 de abril de 2010

EL DÍA DEL SEÑOR


"El día llamado del Sol se reúnen todos en un mismo lugar, quienes habitan en la ciudad y los que viven en el campo... Y nos reunimos todos en este día, en primer lugar porque, en este día, que es el primero de la semana, Dios creó el mundo (...) y porque es el día en que Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos" (1). Así se referían los primeros cristianos a este jornada. El sábado judío dio paso al domingo cristiano desde los mismos comienzos de la Iglesia. Desde entonces, cada domingo celebramos la Resurrección de Cristo.

Con la Pascua de Jesús, el sábado, día dedicado al Señor en el Antiguo Testamento dejó paso a la realidad que anunciaba, la fiesta cristiana. El mismo Jesús habla del reino de Dios como de una gran fiesta ofrecida por un rey con ocasión de las bodas de su hijo (2), en quien somos invitados a participar de los bienes mesiánicos (8). Con Cristo surge un culto nuevo y superior, porque tenemos también un nuevo Sacerdote, y se ofrece una nueva Víctima.

Las apariciones del Resucitado se contemplan con detenimiento en el tiempo pascual. San Josemaría aconsejaba meterse a fondo en la vida de Jesús: “procura no considerarte ajeno a esas escenas. Piensa delante de Dios que tú eres uno de los personajes que hay por allí, y reacciona como reaccionarías si de verdad, hace veinte siglos, hubieras estado muy cerca del Señor” (4)

Este consejo cobra particular importancia en la pascua. Jesús habitó entre nosotros hace veinte siglos. El Resucitado que contemplan los discípulos está en el Cielo, y en su Iglesia. En particular, en la Eucaristía. Al rememorar sus apariciones a los discípulos nos conviene considerar este hecho. El Señor que encontramos al asistir a la celebración Eucarística o al visitarle en el Sagrario es el mismo Cristo glorioso que contemplaron con alegría los discípulos.

Nos llena de esperanza considerar que, ahora, sale a nuestro encuentro con la misma actitud con que fue recogiendo cariñosamente a los discípulos, después de la tristeza, huída y abatimiento de unos y otros en los momentos difíciles de la Pasión.

LEER MÁS

No hay comentarios:

Publicar un comentario