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sábado, 13 de marzo de 2010
El Concierto
El director rumano afincado en Francia Radu Mihaileanu es de esos cineastas que poco a poco, sin que se note, comienza a labrarse una envidiable filmografía. Ha dado sobradas muestras de su talento con filmes como Traidor (1993), El tren de la vida y, sobre todo, con Vete y vive
Año de producción: 2009
País: Bélgica, Francia, Italia, Rumanía
Dirección: Radu Mihaileanu
Intérpretes: Aleksei Guskov, Mélanie Laurent, Dmitri Nazarov, Valeriy Barinov, François Berléand, Miou-Miou, Lionel Abelanski, Anna Kamenkova
Argumento: Héctor Cabello Reyes (historia original), Thierry Degrandi
Guión: Radu Mihaileanu, Matthew Robbins, Alain-Michel Blanc
Música: Armand Amar
Fotografía: Laurent Dailland
Distribuye en Cine: Vértigo
Duración: 119 min.
Género: Drama, Musical, Comedia
Tchaikovsky, treinta años después
En la época de Brezhnev, Andrei Filipov era el mejor director de orquesta de la Unión Soviética y dirigía la célebre Orquesta del Bolshoi. Pero en plena gloria, tras renunciar a separarse de sus músicos judíos, entre los que estaba su mejor amigo Sacha, fue despedido.
Treinta años después, sigue trabajando en el Bolshoi, pero ahora… como limpiador. Una noche que Andrei se queda hasta tarde sacando brillo al despacho del jefe, encuentra un fax dirigido a la dirección del Bolshoi: se trata de una carta del Teatro de Châtelet invitando a la orquesta oficial a que vaya a dar un concierto a París. De repente, a Andrei se le ocurre una idea loca: ¿por qué no reunir a sus antiguos compañeros músicos, que viven de hacer trabajillos y chapuzas, y llevarlos a París, haciéndoles pasar por el Bolshoi? La tan esperada ocasión de tomarse la revancha por fin ha llegado.
La película es una buena comedia con apuntes melodramáticos. Al guión le falta altura para lograr una película extraordinaria. No obstante, el resultado es bueno, la cinta está bien hecha, el reparto es muy bueno y hay momentos extraordinarios. (JD)
Radu Mihaileanu logra una formidable y arriesgada compenetración entre los hondos conflictos dramáticos que se plantean en la trama (y que no conviene desvelar) y un excelente tono de comedia y optimismo que se agradece mucho. El humor, muchas veces de aire surrealista y fuertemente folclórico, y que lo emparenta enormemente con el cine del balcánico Emir Kusturica (Underground), impregna todo el film y encuentra su máxima expresión en la ridiculización del comunismo.
En cuanto al drama de fondo, aunque pueda resultar un poquito rebuscado, se juegue quizá demasiado al misterio y se resuelva demasiado cinematográficamente, en general también funciona. Por lo demás, Mihaileanu muestra su pericia en la planificación, el montaje y el ritmo durante la larga escena del Concierto para violín de Tchaikovsky, emocionante centro musical de toda la trama. Los actores, salvo algún desperdicio (como el de Miou-Miou) están todos bien, con mención especial para la rubia Mélanie Laurent (Malditos bastardos) y los secundarios Dmitri Nazarov (en el papel de Sacha) y el inefable François Berléand. (Decine21) LEER MÁS
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