La parábola del hijo pródigo, nos habla de Dios, de cómo conocer su rostro y su corazón. Así lo ha recordado esta mañana Benedicto XVI, antes del rezo mariano del Ángelus en plaza de San Pedro, meditando sobre el Evangelio de este cuarto domingo de Cuaresma.
Desde que Jesús nos ha hablado del Padre misericordioso, las cosas ya no son como antes. Ahora conocemos a Dios: Él es nuestro Padre que por amor nos ha creado libres y dotados de conciencia, que sufre si nos perdemos y celebra nuestro regreso. En la relación del hijo con el padre, ha explicado el Papa, se refleja el camino del hombre en su relación con Dios.
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