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viernes, 12 de marzo de 2010

El proyecto educativo del Gobierno suscita una profunda desconfianza entre los interlocutores políticos y sociales


El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, se dedica desde hace varias semanas a marear la perdiz sobre el famoso Pacto Social y Político sobre Educación para, al final del proceso de diálogo emprendido, darlo por finiquitado, declarar su fracaso... y echar la culpa del mismo tanto a la oposición como a las organizaciones educativas. Esto es lo que subyace en una iniciativa que había suscitado una gran expectativa en los medios sociales y políticos pero que, en realidad, solo pretende profundizar en un modelo educativo adoctrinador.

A la vista de los dos borradores presentados por el ministro a sus interlocutores para alcanzar ese supuesto “pacto”, no existe apenas modificación alguna en los propósitos adoctrinadores del Gobierno y mantener bajo un estricto control el sistema educativo, de acuerdo con los criterios de la ideología de género que ha culminado, por ahora, en la ley del aborto libre. Con el pretexto de acomodar la enseñanza a los supuestos “valores de una democracia avanzada”, lo que pretende el Gobierno es introducir la educación sexual a partir de los tres años, al tiempo que intenta regular una libertad de enseñanza que ya está recogida en la Constitución y que no necesita ninguna matización.

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