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lunes, 1 de marzo de 2010

El Papa con el corazón en Irak y Chile

Queridos hermanos y hermanas, he recibido con profunda tristeza las trágicas noticias de los recientes asesinatos de algunos cristianos en la ciudad de Mosul y he seguido con gran preocupación el resto de los episodios de violencia perpetrados en la martirizada tierra iraquí­ contra personas inermes de distinta pertenencia religiosa. En estos días de intenso recogimiento, he rezado a menudo por todas las víctimas de esos atentados y hoy deseo unirme espiritualmente a la oración por la paz y por el restablecimiento de la seguridad, promovida por el Consejo de Obispos de Nínive. Quiero expresar mi afecto y cercanía a las comunidades cristianas de todo el país

Estás son las primeras palabras del Papa en el Angelus de ayer en Roma. En el vídeo tenéis sus palabras de aliento a Irak y a Chile




Las palabras de Benedicto XVI, del prelado del Opus Dei y los mensajes de apoyo que han llegado de tantos lugares del mundo, nos llenan de esperanza para enfrentar el dolor y la tarea de reconstrucción.


“Me siento particularmente cercano a la querida población chilena afectada por un gran terremoto en su país, que ha causado numerosas pérdidas en vidas humanas e ingentes daños”, dijo el Papa.

“En un momento como éste, brota espontáneamente una plegaria al Señor por las víctimas y un mensaje de aliento a todos para superar esta gran prueba”.

“Rezo por las víctimas y estoy espiritualmente cercano a las personas probadas por esta calamidad tan grave; para ellas imploro de Dios alivio en el sufrimiento y coraje en esta adversidad”.

“Estoy seguro de que no va a faltar la solidaridad de muchos, en particular de las organizaciones eclesiales”, aseguró el Santo Padre.

Por su parte, Monseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, recibió la noticia del fuerte sismo y del tsunami que afectó principalmente a las regiones del Maule y del Bío-Bío, en Chile, al terminar de celebrar la Santa Misa. Inmediatamente escribió de su puño y letra una carta a sus hijos chilenos en la que nos anima a amar más la providencia de Dios, aunque no la entendamos. Nos pide aumentar la oración para que no entre la desesperación entre la gente y nos alienta, a cada una y cada uno de sus hijos, a adherirnos a las organizaciones de auxilio que se proyecten, pensando que es una ocasión muy propicia para dar cumplimiento al mandato de caridad que nos dejó Jesucristo. Recuerda que esta caridad no puede quedarse exclusivamente en los momentos de desgracia, sino que hay que ponerla en práctica siempre con los que tengamos cerca y amando de verdad a todos.

Finalmente, asegura que sigue muy de cerca, con el cariño con que lo hacían San Josemaría y don Álvaro, “las cosas” de Chile y de modo especial, a cada persona de esa queridísima tierra.

OPUSDEI.ORG

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