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sábado, 28 de junio de 2025

San Pedro y San Pablo

 

El Papa es el Vicario de Cristo en la tierra. Hoy damos gracias a Dios por el Papa León y renovamos el próposito de pedir a diario por su Persona en Intenciones. Acompaño varias reflexiones.

A través de dos mil años de historia, en la Iglesia se conserva la sucesión apostólica. Y, entre los Apóstoles, el mismo Cristo hizo objeto a Simón de una elección especial: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

Durante una de sus largas caminatas con los discípulos, Jesús les interrogó sobre la opinión pública acerca de su Persona. Después de ofrecer varias tentativas de respuesta, el Maestro les pregunta con gran pedagogía qué piensan ellos. Pedro se deja llevar entonces por el ímpetu amoroso y responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (v. 16). Esta confesión sobre la identidad del Maestro reveló designios divinos sobre la identidad y misión de Simón: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…” y “te daré las llaves del Reino de los cielos…” (vv. 18-19).

Lleno de asombro, Pedro escucharía al Mesías anunciando con solemnidad que él sería como esa roca madre, sobre la que Jesús alzaría su Iglesia; y que tendría el poder sobre las llaves del Reino, para decretar su acceso o vetarlo, influyendo así en el destino de la tierra como en el del mismo Cielo.

Este episodio y el lugar en el que sucedió quedaron grabados en la memoria de los apóstoles y consignado en los evangelios. Después de la Resurrección, esa posición de Pedro sería innegable y admitida por los cristianos, que rezaban juntos por Pedro (cfr. Hch 12). 

Por eso los cristianos tenemos el amoroso deber de rezar mucho por el Papa, sucesor de Pedro, y respetar su tarea al cuidado de la Iglesia como los apóstoles respetaron la primacía de Simón. Por voluntad del Señor, Pedro sería el líder de los doce y de la Iglesia, factor de unidad y eficacia para todos. Y los apóstoles, incluso los que habían conocido a Jesús antes que Pedro, los que quizá podrían reflejar mejor disposición o virtud a ojos humanos, asumieron con veneración y respeto esta voluntad del Maestro, como asumieron todas sus demás disposiciones y mandatos.

Pedro se trasladó a Roma y fijó allí la sede del primado, del Vicario de Cristo.

  A este respecto, comentaba san Josemaría: “Tu más grande amor, tu mayor estima, tu más honda veneración, tu obediencia más rendida, tu mayor afecto ha de ser también para el Vice-Cristo en la tierra, para el Papa. —Hemos de pensar los católicos que, después de Dios y de nuestra Madre la Virgen Santísima, en la jerarquía del amor y de la autoridad, viene el Santo Padre”.

Hoy es un día señalado de modo especial en la Iglesia para dar gracias a Dios poe el Papa León. Para rezar por su persona en intenciones. Y para perseverar diariamente en ese propósito. Rezar por el Papa y apoyarnos en él.

El Óbolo de San Pedro es una ayuda económica que los fieles ofrecen al Santo Padre, como expresión de apoyo a la solicitud del Sucesor de Pedro por las múltiples necesidades de la Iglesia universal y las obras de caridad en favor de los más necesitados. En esta solemnidad todos los cristianos contribuimos con generosidad a esta ayuda que depositamos en las manos del Santo Padre.


Evangelio (Mt 16,13-19)

Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, comenzó a preguntarles a sus discípulos:

—¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Ellos respondieron:

—Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o alguno de los profetas.

Él les dijo:

—Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Respondió Simón Pedro:

—Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.

Jesús le respondió:

—Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos.

Entonces ordenó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.

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