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sábado, 3 de abril de 2021

Domingo de Pascua

 

La Resurrección de Cristo nos conforta en este tiempo difícil de pandemia universal. Dios es infinitamente misericordioso, El es el que más sufre con la humanidad doliente azotada por el virus. Llevemos esta Luz a todos los que nos rodean. 

Expliquemos que el tiempo de pandemia es tiempo de plenitud de vida cristiana, de santidad. Y recordemos, con el Papa Francisco que los cristianos debemos ser la imagen sensible de la misericordia del Resucitado que lleva la esperanza y el consuelo a todos los rincones. Acompaño mis reflexiones.

Celebramos hoy la cumbre del misterio de nuestra Salvación. Así lo hacemos también todos los domingos del año. Es la verdad nuclear del Cristianismo. El triunfo de Cristo sobre la muerte y el comienzo de una Vida Nueva para Jesús y para nosotros. La consumación del proyecto salvador de Dios. "Nosotros somos testigos", dirán los Apóstoles en su primera predicación. 

La Iglesia rompe a cantar en la Vigilia Pascual: "Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo...Goce también la tierra inundada de tanta claridad y que, radiante con el fulgor del Rey Eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero". (Pregón Pascual). Nuestra alegría es grande porque entendemos que, incorporándonos a esa "Vida Nueva" que nos llega por los Sacramentos, resucitaremos también con Jesucristo.

jueves, 29 de marzo de 2018

‘Lavad los ojos de vuestra alma en esta Pascua’

El Triduo Pascual, que inicia hoy jueves, ha sido el tema de la catequesis del Santo Padre, durante la Audiencia general de ayer Miércoles Santo.



domingo, 16 de abril de 2017

Domingo de Pascua (A)

Celebramos hoy la cumbre del misterio de nuestra Salvación y que cada uno de los 52 domingos del año conmemoramos también. La verdad nuclear del Cristianismo. El triunfo de Cristo sobre la muerte y el comienzo de una Vida Nueva para Jesús y para nosotros. La consumación del proyecto salvador de Dios. "Nosotros somos testigos", dirán los Apóstoles en su primera predicación (1ª lect).
Por eso la Iglesia rompe a cantar en la Vigilia Pascual: "Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo...Goce también la tierra inundada de tanta claridad y que, radiante con el fulgor del Rey Eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero". (Pregón Pascual). Nuestra alegría es grande porque entendemos que, incorporándonos a esa "Vida Nueva" que nos llega por los Sacramentos, resucitaremos también con Jesucristo.
La Resurrección de Jesús es no sólo un hecho histórico sino un acontecimiento absolutamente único. Un suceso que los discípulos del Señor comprendieron que estaba llamado a cambiar la vida humana. Jesús no regresó a nuestro tiempo y a nuestra condición terrestre actual como Lázaro, el hijo de la viuda de Naím o la hija de Jairo. Jesús entró corporalmente en la eternidad y abrió definitivamente las puertas a todo el que crea en El y viva su vida. Su Resurrección no es un retroceso a nuestra forma de vida, es una promoción hacia adelante y ya irreversible: Cristo Resucitado ya no muere, vive glorioso en el Cielo.

jueves, 2 de abril de 2015

El Triduo Pascual


   En su catequesis semanal el Papa reflexionó sobre el Triduo Pascual de la Semana Santa, que comienza el Jueves Santo con el gesto de lavar los pies a los apóstoles, "expresión de la entrega como servicio a Dios y a los hermanos”
   Dijo que con su muerte en la Cruz, Jesús "transforma la mayor iniquidad en un acto supremo de amor”. El triduo concluye con el recuerdo de la resurrección "que ilumina nuestro presente y nuestro futuro”.
Texto de la catequesis en español
Queridos hermanos y hermanas:
Mañana comienza el Triduo Pascual que se abre con la celebración de la Última Cena, en la que Jesús ofreció, con el Pan y el Vino, su Cuerpo y su Sangre al Padre, y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya. El gesto de lavar los pies es expresión de esa misma entrega como servicio a Dios y a los hermanos. En el Bautismo, la gracia de Dios nos ha lavado del pecado, y cada Eucaristía nos interpela a seguir el mandamiento de su amor.