Estados Unidos está viviendo una epidemia de muertes por sobredosis de opioides, y no ya por el triunfal regreso de la heroína –que también–, sino por el mal uso de analgésicos de prescripción que contienen derivados del opio. Según refiere el Wall Street Journal, uno de ellos, el fentanil, con una potencia 50 veces superior a la heroína, ha sido en 2016 la causa de la mayoría de los fallecimientos por consumo de drogas en varios estados de Nueva Inglaterra.
Uno de los que murió fue el cantante Prince, en abril. Varios reportes indican que había consumido precisamente fentanil, que habría adquirido en una farmacia cercana. No pasó nada aparentemente ilegal: fue solo un paciente que presentó una receta expedida por un doctor, obtuvo su pedido, se despidió del farmacéutico y, poco después, del mundo. Como él, y a causa de los opioides, murieron en 2015 unos 52.000 estadounidenses. Las cifras totales de 2016, cuando estén listas, no serán más alegres, habida cuenta de la recurrencia del tema en los titulares de prensa.