
Escribe el profesor García-Prieto: “Si san Benito fue (…) una estrella luminosa en su tiempo, marcado por una profunda crisis de los valores y de las instituciones, era porque aprendió a discernir entre lo esencial y lo secundario en la vida espiritual, poniendo firmemente en el centro al Señor.” (Discurso a la Confederación benedictina, 19-IV-2018)
La figura de san Benito, patrono de Europa, cuya fiesta celebraremos los católicos el próximo día 11, me ha sugerido el título de estas líneas. Título audaz si tomamos en serio el verbo “salvar” y, sobre todo, el complemento adjudicado: “Europa”. Las dificultades de semejante reto no radican tanto en el verbo “salvar” que significa “librar de un riesgo o peligro, poner en seguro”, sino en el complemento atribuido.