Escribe Pablo Cabellos a propósito del fallecimiento de Rita Barberá: Se impone, pienso que de modo importante, el ser verdaderamente humanos, la humanidad por encima de todo.
La muerte de Rita Barberá habrá sido su eterno descanso, pero no puede ser nuestro descanso actual, nos será negado, si no efectuamos una seria reflexión sobre tamaño acontecimiento. Voy a tomar unas notas de parlamentos expuestos en estos días.
Yo no me atrevería a señalar lo expresado por Paco Vázquez, alcalde socialista de La Coruña durante años, afirmando que ha sido un asesinato civil, ni sé siquiera −aunque se remite a hechos− si ha hecho bien Aznar al asegurar que se pierde a una valenciana que trabajó más de treinta años por su tierra y por España, y como es otro hecho, el lamento de que Rita Barberá haya muerto siendo excluida del partido al que dedicó su vida.
Es deplorable la actitud de Cristina Cifuentes exigiendo que se fuera de todas partes, cuando probablemente la que sobra es ella, por la deriva inducida a su partido en Madrid. Me parece que sus planes y leyes no son votables por los creyentes madrileños. Baste pensar en las basadas en la Ideología de género para la que hizo aprobar una de las leyes más duras de este tipo que "genera una profunda inseguridad jurídica y representa una eventual amenaza para las libertades indigna de un Estado de Derecho”. Organizaciones civiles, sociales y educativas englobadas en la Plataforma por las libertades han enviado un escrito al Defensor del Pueblo para que se presente un Recurso de Inconstitucionalidad contra otra perla de Cifuentes: la Ley LGTBI con sus imposiciones a los colegios.