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sábado, 7 de diciembre de 2024

Inmaculada Concepción de María

             
La Inmaculada es nuestra Madre y nos acompaña siempre. Aquí tenéis mis reflexiones.

Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios; porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas[1]


Son palabras que la Liturgia pone en labios de Nuestra Señora en esta Solemnidad, y expresan el cumplimiento de la antigua profecía de Isaías.


                 Todo cuanto de hermoso y bello se puede decir de una criatura, se lo cantamos hoy a nuestra Madre del Cielo. «Exulte hoy toda la creación y se estremezca de gozo la naturaleza.  Alégrese el cielo en las alturas y las nubes esparzan la justicia.

martes, 8 de diciembre de 2020

Inmaculada

Felicitemos a la Inmaculada, agradezcamos su intercesión poderosa en todo momento. Ahondemos en esa realidad extraordinaria que nos conmueve: la Madre de Dios es mi madre que me mira, me sonríe y bendice constantemente. Y sigamos preparando la Navidad de su mano. Acompaño mis reflexiones.

No sin intención coloca la Iglesia a María en este tiempo de Adviento. Ella, nacida sin pecado, es la digna morada de Jesús, la puerta por la que el Hijo de Dios se introduce en la Historia. El inefable amor y la limpieza de alma con que esperó a su Hijo, es un modelo de cómo debemos prepararnos para el encuentro del Señor que viene (Marialis C. 3-4).

sábado, 8 de diciembre de 2012

MARÍA INMACULADA

   Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios; porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas  (1). Son palabras que la Liturgia pone en labios de Nuestra Señora en esta Solemnidad, y expresan el cumplimiento de la antigua profecía de Isaías.

   Todo cuanto de hermoso y bello se puede decir de una criatura, se lo cantamos hoy a nuestra Madre del Cielo. «Exulte hoy toda la creación y se estremezca de gozo la naturaleza.  Alégrese el cielo en las alturas y las nubes esparzan la justicia.  Destilen los montes dulzura de miel y júbilo las colinas, porque el Señor ha tenido misericordia de su pueblo y nos ha suscitado un poderoso salvador en la casa de David su siervo, es decir, en esta inmaculadísima y purísima Virgen, por quien llega la salud y la esperanza a los pueblos», (2) canta un antiguo Padre de la Iglesia.

   La Trinidad Santa, queriendo salvar a la humanidad, determinó la elección de María para Madre de] Hijo de Dios hecho Hombre.  Más aún: quiso Dios que María fuera unida con un solo vínculo indisoluble, no sólo al nacimiento humano y terrenal de¡ Verbo, sino también a toda la obra de la Redención que Él llevaría a cabo.  En el plan salvífico de Dios, María está siempre unida a Jesús, perfecto Dios y hombre perfecto, Mediador único y Redentor del género humano. «Fue predestinada desde toda la eternidad como Madre de Dios juntamente con la Encarnación del Verbo, por disposición de la Divina Providencia» (3).

viernes, 9 de diciembre de 2011

Cardenal Rouco en la Inmaculada: “colocar a Cristo como el centro fundamental de nuestra existencia es un recurso imprescindible para la reforma y renovación moral de la sociedad”

  
   El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, ha presidido esta noche, en la Catedral de Santa María La Real de la Almudena, la solemne Vigilia de la Inmaculada. En su homilía, ha señalado que este año lo celebramos “con redoblado gozo y alegría, fresca todavía en muchos corazones la memoria de la JMJ-2011 de Madrid del pasado mes de agosto”, a la que acudieron los jóvenes peregrinos “con verdadera sed de Dios”.

   En esta nueva Vigilia de “la Inmaculada”, el Cardenal se ha preguntado si “se puede considerar y estimar espiritualmente la JMJ-2011 como el abrir una bella y fascinante página en la vida no sólo de los jóvenes, sino también de las familias y de toda la comunidad diocesana, de un nuevo capítulo de conocimiento y de amor a Cristo, de la mano de la Santísima Virgen, su Madre y la nuestra”. Y ha respondido: “¡No hay duda que sí”. A su juicio, “lo que el Señor espera ahora de nosotros está claro: ¡desde una entrega perseverante y generosa al ideal de la perfección de la caridad -de la santidad-, evangelizar a las nuevas generaciones y a toda la sociedad madrileña! También en Madrid -en sus jóvenes y adultos- se discute y problematiza la cuestión de Dios. Más concretamente, se cuestiona la verdad y el seguimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre, muerto y resucitado por nuestra salvación”.