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lunes, 9 de noviembre de 2015

Con la compañía de la experiencia

En sintonía con las recomendaciones del Sínodo de 2014, el de este año ha vuelto a recordar que el acompañamiento a los casados en los años iniciales del matrimonio debe ocupar un lugar central en la pastoral familiar de la Iglesia. Repasamos algunas iniciativas que funcionan desde hace tiempo.
Los cursos de preparación al matrimonio –más o menos largos, según las modalidades que se ofertan– ya están institucionalizados en la Iglesia, pues hacerlos es un requisito para casarse. Otra cosa es que algunos sean mejorables: eldocumento final del Sínodo de este año insiste en seguir las indicaciones de Juan Pablo II en la exhortación apostólicaFamiliaris consortio, donde traza un camino con tres fases: una preparación remota, otra próxima y otra inmediata (nº 66).

La Familiaris consortio también pedía desarrollar una “pastoral postmatrimonial”, sobre todo para familias jóvenes, expuestas a nuevas dificultades, “como las creadas por la adaptación a la vida en común o por el nacimiento de hijos” (nº 69).
Pero esta línea pastoral está mucho más verde. Aunque no faltan iniciativas –ni fieles deseosos de participar en ellas–, cabe preguntarse qué se puede hacer para que esta ayuda llegue a todos los católicos recién casados.
La experiencia de otros matrimonios
La Relación final del Sínodo (nº 60) da algunas pistas sobre el modo de enfocar el apoyo a los nuevos esposos. Pide, en primer lugar, que en las parroquias haya “parejas con experiencia” que acompañen a las más jóvenes, “con el posible concurso de asociaciones, movimientos eclesiales y nuevas comunidades”.
Estos matrimonios han de ayudarles “a crecer en la conciencia de su vocación y misión”, alentándoles “a una disposición fundamental a acoger el gran don de los hijos”. Pero sensibles también al sufrimiento de los que quieren tenerlos y no pueden, o bien tardan en llegar. Además, es importante ayudarles a cultivar las prácticas cristianas en familia, como la oración, la eucaristía o la meditación de la Palabra de Dios.
La Relación advierte que en los primeros años de matrimonio cabe el riesgo “de una cierta introversión de la pareja, con el consiguiente aislamiento” de su entorno. Por eso, recomienda a los recién casados que se integren en “movimientos y grupos de la Iglesia” que les permitan formarse y crecer acompañados.
Mantener el contacto
La Iglesia no parte de cero en este asunto. Muchas parroquias cuentan con grupos de matrimonios donde se acompañan unos a otros, con la ayuda de un sacerdote. Ahora el reto es conseguir que los jóvenes que hacen los cursos prematrimoniales sigan recibiendo apoyo y formación después de la boda.
Los responsables de la pastoral familiar tienen esta preocupación en la cabeza. Por ejemplo, el programa de catequesis matrimoniales de la archidiócesis de Santiago de Compostela pide a los matrimonios que llevan los cursos prematrimoniales que sigan en contacto con los recién casados.
Fernando Simón, delegado de familia de la archidiócesis de Madrid, cree que hace falta un cambio de mentalidad que lleve a las parroquias a ver la pastoral familiar como “una acción transversal”. El bautizo de los hijos, por ejemplo, es una nueva oportunidad para intentar que los matrimonios jóvenes se inserten en una comunidad.
Simón nos cuenta que su delegación está preparando un temario orientativo para que puedan usarlo los grupos de matrimonios en las parroquias. También están impulsando escuelas de padres. Y en breve, aparecerá una aplicación móvil con recursos para matrimonios jóvenes (“Construye tu familia”).
Ayuda de familia a familia
Otra iniciativa prevista por la archidiócesis de Madrid es una campaña informativa en las parroquias y en las redes sociales sobre los centros de orientación familiar (COF), que ofrecen ayuda a los matrimonios de todas las edades. Actualmente, hay una red de COF diocesanos –vinculados a las parroquias– que se extiende desde el Puente de Vallecas y Carabanchel hasta Las Rozas y Pozuelo de Alarcón, pasando por Tetuán y Chamberí.
Otras veces los COF son impulsados por entidades independientes, como el instituto Coincidir o la más veteranaAula Familiar, integrada en la International Federation for Family Development (IFFD). Además de cursos sobre la educación de los hijos, los centros de IFFD España ofrecendos programas destinados a fortalecer el amor matrimonial.
También es frecuente que las diócesis promuevan la participación de los fieles en movimientos y asociaciones familiares. Uno de los más consolidados en Madrid y Barcelona es Schoensttat, con grupos de acompañamiento para novios y matrimonios. A unos y a otros se les insiste en la importancia de cultivar la intimidad, el “diálogo de corazón a corazón”.
Los Equipos de Nuestra Señora, presentes en muchas diócesis españolas, también son un ejemplo de la “ayuda de familia a familia” de la que hablaba Juan Pablo II en laFamiliaris consortio (nº 69). Los matrimonios, reunidos en equipos, se acompañan unos a otros con el apoyo de un sacerdote. La espiritualidad conyugal es otro de sus signos distintivos.
Pasar la “ITV matrimonial”
Ester y Juan, padres de dos hijos, participan en uno de los dos grupos para matrimonios que tiene la parroquia Santa Teresa de Jesús, en Tres Cantos. Además de hablar sobre cuestiones relacionadas con la familia y la educación de los hijos, un sacerdote les ayuda a crecer en la fe y a formarse en otros temas. Para Ester, el complemento ideal a estos grupos es “el acompañamiento uno a uno” durante el noviazgo y luego en el matrimonio que algunas parejas y sacerdotes hacen a otras más jóvenes.
Cristina y Juan celebraron su primer aniversario de boda este verano. Para prepararse con tiempo al matrimonio, hicieron durante tres meses el “itinerario formativo” de la fundaciónGift & Task (también tiene otro para matrimonios). Después de la boda, buscaron un grupo para nuevos esposos en su nueva parroquia, Santa María de la Esperanza, en Alcobendas. A cargo del grupo está un matrimonio con experiencia y el párroco, que les dan pistas para reflexionar sobre su vida matrimonial.
Este joven matrimonio ha seguido formándose con la ilusión de convertirse ellos mismos en formadores. Han empezado a cursar el Master en Pastoral Familiar, del Pontificio Instituto Juan Pablo II, y participan en otras iniciativas, como el proyecto de educación afectiva y sexual “Aprendamos a amar”, impartido por la Fundación Desarrollo y Persona; y la“ITV Matrimonial”, unas convivencias organizadas por las parroquias Nuestra Señora de Fuente del Fresno y Beato Manuel González para revisar la propia vocación matrimonial y ponerla a punto.

“Retrouvaille”: recuperar el amor es posible

Un aspecto importante del acompañamiento a los matrimonios es la ayuda en momentos de dificultades, sobre todo de graves crisis, e incluso cuando ya están separados. Es el objetivo del programa Retrouvaille, creado en 1977 por el matrimonio canadiense Guy y Jeannine Beland, y que ya está presente en más de 20 países. El 90% de los que lo hacen deciden permanecer casados.
“Me ha emocionado, queridos amigos, vuestra experiencia, que os pone en contacto con familias marcadas por la crisis del matrimonio”. Con estas palabras recibió Benedicto XVI a los participantes en un encuentro del movimiento Retrouvaille, celebrado en 2008. El Papa elogió su servicio “contra corriente”, que ayuda a las parejas en crisis “a redescubrir el tesoro escondido del matrimonio, el fuego que ha quedado enterrado bajo las cenizas”.
Fue el caso de Juan y María Rosa, padres de seis hijas, que salieron adelante tras plantearse la separación y que hoy llevan 25 años casados. “Nuestros primeros años fueron estupendos, pero la cosa fue tomando un cariz que no era lo que de novios pensábamos que iba a ser nuestro matrimonio”, explica Juan en una entrevista realizada por Juan Luis Vázquez para Alfa y Omega.
Y añade: “De puertas para fuera éramos un matrimonio modélico, de Iglesia, con una comunidad fuerte, con hijos, pero de puertas hacia dentro nos estábamos resquebrajando. No teníamos grandes discusiones, pero tampoco complicidad”. María Rosa completa el cuadro clínico: “Pones toda la ilusión cuando te casas, con un proyecto de vida, y llega un momento en que vives en la casa pero cada uno por su lado. Te entra una soledad tremenda”.
La llama que no se apaga del todo
Unos amigos de la parroquia les hablaron del programa Retrouvaille, diseñado por especialistas e impartido por un equipo de tres matrimonios católicos –que también han experimentado y superado graves crisis conyugales– y un sacerdote.
Y volvieron a reencontrarse. “Después del fin de semana de Retrouvaille les dije a mis amigas: ‘Ha sido como una luna de miel’. Te hace revivir el romance con tu marido. Ves que es posible volver a tener la comunicación de antes, cuando estábamos deseando contarnos todo”.
El reencuentro no llega de la noche a la mañana: exige buena voluntad por parte de los dos y tomarse en serio las tres etapas del programa. Primero hay una entrevista, en la que los coordinadores escuchan y conocen a la pareja en crisis. Después, durante un fin de semana, aprenden y practican unas técnicas de comunicación. La fase final, de seguimiento, consiste en doce reuniones semanales –de dos horas– en las que repasan temas de la vida matrimonial y concretan puntos de mejora.
Ahora, Juan y María Rosa son monitores de Retrouvaille. Los dos están convencidos de que Dios “está empeñado en que tu matrimonio siga adelante. El matrimonio no se apaga del todo y puedes volver a enamorarte de tu mujer o tu marido. Puedes recuperar el amor, sin duda”.
Aceprensa

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