Profesores, padres y alumnos de los colegios concertados protestan contra el cierre de aulas y piden la dimisión de Marzà
La educación concertada saltó ayer al ruedo de la plaza de la Virgen de Valencia y recibió el respaldo de miles de personas que quisieron mostrar su apoyo a la libertad educativa y su rechazo al arreglo escolar propuesto por la Conselleria de Educación que conlleva el cierre de aulas, hasta 18, según denunció la presidenta de Escuelas Católicas, Vicenta Rodríguez. Un anuncio que fue recibido con el abucheo de los asistentes.
Si la conselleria necesitaba alguna otra prueba más del malestar existente en el sector por las últimas decisiones de su titular, la concentración de Valencia fue contundente, el mejor ejemplo de unidad de la educación concertada. Lo habían demostrado Alcoy, Alicante u Orihuela con movilizaciones previas, pero la de la capital del Turia puso el colofón -y el punto y seguido- a una campaña que se prolonga ya desde hace un mes y que seguirá con acciones simbólicas además de con las reacciones a los recursos de reposición. Sin olvidar que la concertada tiene otros frentes abiertos, como las aulas de dos años, los cambios en la admisión o la derogación del distrito único de escolarización.
Como señaló ayer la presidenta de Escuelas Católicas durante la lectura de un manifiesto, «aquí está la mano de la concertada», en referencia a la necesidad de un pacto educativo, «más allá de cualquier signo político, buscando el único bien de la educación». Porque Rodríguez espera que Marzà se decida a dialogar. Sin embargo, éste se limitó ayer a criticar que el PP usara la concentración como un acto de precampaña electoral y para atacar al Consell.
De momento, las 40.000 personas que según las cifras facilitadas por los organizadores participaron en la concentración de la plaza de la Virgen -el río de gente se extendió por calles adyacentes como Micalet, Navellos o Caballeros- reclamaron su dimisión varias veces a lo largo de la hora que duró el acto. «En educación, libertad de elección», le recordaron al titular de Educación, del que se vieron varios carteles con la fotografía boca abajo como «represor de la concertada».
Profesores, directores, padres y alumnos de Valencia, Alicante (llegaron 20 autobuses), Castellón (otros seis) y Murcia se dieron cita en un acto que sirvió para recordar que la concertada «defiende valores», «es complementaria a la educación pública» y no tiene «barra libre», en referencia a las declaraciones del conseller sobre que las protestas estaban motivadas por el negocio que hacían algunos con la educación.
Aquí, Rodríguez tiró mano de cifras para recordar a Marzà que en la Comunitat hay 290.000 alumnos de escuela concertada y que un estudiante le «cuesta la mitad al Estado. Ahorramos cada año más de 6.000 millones al Estado. Si hay que hablar de números, hablaremos. Pero también de valores, servicio y entrega».
Convivencia con la pública
No fue lo único que le recordó una de las representantes de los organizadores (junto a Escuelas Católicas estuvo la Fundación San Vicente Mártir) pues también afirmó que la red pública de centros, la concertada y la privada «pueden y deber convivir», ya que la libertad de enseñanza es un derecho recogido en el artículo 27 de la Constitución.
A ello Vicenta Rodríguez añadió la labor desarrollada para extender la enseñanza a colectivos desfavorecidos «en épocas convulsas cuando la educación no era un derecho reconocido». Una idea en la que también se detuvo la presidenta de Concapa, Julia Llopis, encargada de leer el manifiesto redactado por los padres. En su discurso, destacó la función social de estos centros, a los que acuden «familias de todas las clases sociales aunque nos tachen de ricos». Llopis también arremetió contra la Generalitat, a la que acusó de tener una postura «demagógica». De hecho, en una de las pancartas se leía: «President, si gobierna Compromís, no nos sirves».
Tanto los organizadores como los asistentes se vieron arropados por entidades como Feceval y Fcapa (con Vicente Morro a la cabeza) y sindicatos como FSIE y USO. También participó el delegado diocesano de Educación Católica y Pastoral Universitaria, Rafael Cerdá; y el secretario general de la Federación Nacional de Escuelas Católicas, José María Alvira, quien recordó a la Administración que la sociedad es «plural y democrática, por lo que caben todos los proyectos educativos».
En la concentración también estuvieron, en primera fila, representantes del Partido Popular, como el europarlamentario Esteban González Pons; la presidenta valenciana del PP, Isabel Bonig; el portavoz del grupo municipal popular, Eusebio Monzó; o los exconsellers de Educación Alejandro Font de Mora y María José Català. Preguntada por el acto, Bonig destacó que no se trata de confrontar un modelo con otro, «sino de respetar el derecho de los padres a elegir libremente el tipo de educación que quieren».
Mientras, el portavoz autonómico de Ciudadanos, Fernando Giner, acompañado de Amparo Picó y María Dolores Jiménez, reclamó que se garantice el derecho a elegir de los padres y reclamó a Marzà que se preocupe «más por los índices de fracaso escolar, las infraestructuras deficientes o los barracones».
Las provincias
Todos a una. La unión hace la fuerza. Bravo por esa manifestación constructiva y no para pedir chorradas, como suelen ser muchas.
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