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viernes, 26 de julio de 2019

No esperes a la adolescencia para hablar de sexo y amor con tus hijos: te los van a adoctrinar otros

Hablar de sexualidad con los hijos pequeños es cada vez más importante para una educación plena. Las imágenes de cigüeñas y abejas ya no sirven. 

Para contrarrestar la visión sórdida o ideologizada de la sexualidad, los padres deben enseñar a amar a sus hijos sin esperar a la adolescencia, a través de su ejemplo y sin limitarse a dar lecciones de anatomía. 

Aquella mañana, Javi, de 9 años, volvió del recreo aturdido. Mientras jugaban, su compañero Daniel le había contado un montón de cosas sobre sexo de una forma tan sórdida y explícita que hasta incluía la dirección de varias web pornográficas. 

Al volver a su clase de 3.º de Primaria, Javi sintió la necesidad de desahogarse, así que se lo contó todo a Lucas, su compañero de pupitre, que se quedó tan impactado como él. El resto del día, ninguno de los dos logró concentrarse en clase. 

Cuando llegaron a casa estaban tan raros que, esa misma tarde, sus madres lograron que les contasen qué había pasado. Aunque hayamos cambiado el nombre de los niños, el caso es real y ocurrió hace unas semanas en Zaragoza. 

Tan real como el caso de Pablo, a quien el curso pasado, cuando no había cumplido 7 años y estaba en 1.º de Primaria, le dieron una charla sobre “sexualidad y género” en su colegio de Madrid. Sus padres no habían sido informados antes, ni después, y solo se enteraron porque Pablo les dijo que quería ir disfrazado al cole porque una profe les había dicho que podían vestirse “como les diera la gana” sin que “nadie se lo pudiera impedir”

Cuando su madre habló con la tutora para pedir explicaciones, descubrió, además, que las charlas en 5.º y 6.º habían incluido dinámicas sobre transexualidad, y que nadie del centro le podía dar detalles porque quienes habían impartido esas charlas habían pedido a los tutores salir del aula “para no cohibir a los niños”. 

 La moraleja de ambas historias reales la resume el psicólogo Giovanni Alario, experto en educación afectivo y sexual en la infancia y director de Formación e Innovación Educativa en el colegio San Ignacio de Loyola, de Torrelodones (Madrid): “Los padres tenemos que tener claro que no podemos esperar a la adolescencia para educar a nuestros hijos en afectividad y sexualidad, porque si no, otros lo harán en nuestro lugar” . 

 Y como en el caso de Javi, Lucas o Pablo, lo más probable es que si los padres no toman la iniciativa, los niños se verán asaltados (e indefensos) ante una visión reduccionista de la sexualidad, asilvestrada, puramente genital o permeada de ideología, en lugar de descubrir “a través del ejemplo de cómo se aman sus padres, y de experiencias cotidianas, que la sexualidad es la experiencia más bella del ser humano y la expresión más alta del amor, que las personas queremos con el cuerpo porque el cuerpo no es un objeto ni un mero accidente, y que a través de la mirada amorosa de sus padres sobre ellos y sobre el mundo pueden comprender su dignidad, su valor y el sentido de su vida, que es querer y ser querido” , destaca Alario.

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religionenlibertad.com
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://lacrestadelaola2028.blogspot.com

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