Propone crear «comités éticos» en los bancos para evitar los productos financieros inmorales.
En un documento caracterizado por su crudo realismo, el Vaticano invitó ayer a «votar con la cartera», boicoteando entidades financieras que abusan de su superioridad respecto a consumidores y gobiernos, dañando una y otra vez la economía real y el empleo.
El texto denuncia sin ambages el daño continuo de una oligarquía de grandes fondos especulativos internacionales que operan desde «paraísos fiscales», evadiendo impuestos y sofocando la economía real.El documento «Las cuestiones económicas y financieras», combina elementos de ética y moral con un análisis de lo poco que se ha hecho desde la recesión del 2007 para corregir las patologías y abusos del sistema financiero internacional.
El milimetrado texto de «consideraciones para un discernimiento ético» ha sido elaborado por los departamentos vaticanos responsables del Desarrollo Humano Integral y la Doctrina de la Fe, y presentado ayer por sus titulares, el cardenal Peter Turkson y el arzobispo Luis Ladaria.
Políticos impotentes «Siervos de intereses extraños»
El problema central, según el documento es que «la libertad de que gozan, hoy en día, los agentes económicos, entendida en modo absoluto y separado de su intrínseca referencia a la verdad y al bien, tiende a generar centros de supremacía y a inclinarse hacia formas de oligarquía, que en última instancia perjudican la eficiencia misma del sistema económico».
El resultado es que «ante el creciente y penetrante poder de agentes importantes y grandes redes económicas y financieras, a los actores políticos, a menudo desorientados e impotentes a causa de la supranacionalidad de tales agentes y de la volatilidad del capital manejado por estos, les cuesta responder a su vocación original de servidores del bien común, y pueden incluso convertirse en siervos de intereses extraños a ese bien».
Más beneficios
En detrimento de la salud de las empresas
La práctica de abusos se vuelve crónica, según el Vaticano, cuando «el mero beneficio se sitúa en la cima de la cultura de una empresa financiera, ignorando las simultáneas necesidades del bien común». Y no daña solo al consumidor, pues «esta lógica obliga con frecuencia a los administradores a actuar políticas económicas encaminadas, no a impulsar la salud económica de las empresas, sino a incrementar solo los beneficios de los accionistas (”shareholders”), perjudicando así los intereses legítimos de todos aquellos que, con su trabajo y servicio, operan en beneficio de la misma empresa, así como a los consumidores y a las varias comunidades locales (”stakeholders”)». Un proceso «estimulado por enormes remuneraciones proporcionales a los resultados inmediatos de la gestión».
Consumo responsable «Votar con la cartera»
Como respuesta ciudadana a los vicios del actual sistema económico-financiero, el documento del Vaticano propone «un ejercicio crítico y responsable del consumo y del ahorro». Sugiere pensar bien antes de hacer la compra pues «a menudo la realizamos de manera inconsciente, comprando bienes de cadenas productivas donde es normal la violación de los más elementales derechos humanos, o gracias a empresas cuya ética, de hecho, no conoce otros intereses sino los de la ganancia de sus accionistas a cualquier costo».
El Vaticano aconseja «seleccionar aquellos bienes de consumo detrás de los cuales hay un proceso éticamente digno», ejercitando lo que algunos llaman el «votar con la cartera: se trata, en efecto, de votar diariamente en el mercado a favor de lo que ayuda al verdadero bienestar de todos nosotros y rechazar lo que lo perjudica».
Ahorros en fondos éticos Tener en cuenta la responsabilidad social
Aconseja proceder del mismo modo «en la gestión de los propios ahorros, dirigiéndolos, por ejemplo, hacia aquellas empresas que operan con criterios claros, inspirados en una ética respetuosa del hombre entero y de todos los hombres y en un horizonte de responsabilidad social».
Créditos de alto riesgo
Abusar de la debilidad del ciudadano
El documento es muy gráfico respecto al daño de los productos financieros tóxicos y el abuso de los paraísos fiscales. Cita el reciente comercio de «algunos productos financieros» que aunque «lícitos en sí mismos», aprovechan la situación de asimetría, las lagunas informativas o «la debilidad contractual de una de las partes».
Otra de las críticas es «la creación de títulos de crédito de alto riesgo» o «los llamados derivados». Califica de «deplorable, desde el punto de vista moral, cuando unos pocos –por ejemplo importantes fondos de inversión– intentan obtener beneficios mediante una especulación encaminada a provocar disminuciones artificiales de los precios de los títulos de la deuda pública, sin preocuparse de afectar negativamente o agravar la situación económica de países enteros».
Piden por ello una «urgente autocrítica» y cambio de la cultura empresarial y financiera, así como la posibilidad de «establecer comités éticos, dentro de los bancos, para apoyar a los consejos de administración». «Todo ello para ayudar a los bancos, no solo a preservar sus balances», sino también «a apoyar adecuadamente la economía real», añaden.
También consideran la necesidad de «introducir una certificación de las autoridades públicas para todos los productos que provienen de la innovación financiera, al fin de preservar la salud del sistema y prevenir efectos colaterales negativos».
Gravar los paraísos fiscales Para combatir el hambre en el mundo
En el texto, también se propone que se aplique una mayor tasa de impuestos a los paraísos fiscales para combatir el hambre en el mundo. «Se ha calculado que bastaría un impuesto mínimo sobre las transacciones “offshore” para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo. ¿Por qué no hacerlo con valentía?», propone.
abc.es
Juan Ramón Domínguez Palacios
/ http://lacrestadelaola2028.blogspot.com
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