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lunes, 2 de julio de 2018

Nos vemos allá arriba

La Primera Guerra Mundial ha terminado. Albert Maillard y Edouard Péricourt, compañeros de armas del ejército francés, han sobrevivido. Pero a un alto coste en el caso del segundo, con la boca completamente destrozada, y la capacidad de habla notablemente mermada. Para un artista ilustrador como él de gusto exquisito, es una tragedia. 

Distanciado además de su familia de clase alta, especialmente de su padre Marcel, intercambia su identidad con la de un caído para simular su muerte y se oculta en un desván, con la complicidad de Albert. Éste, contable, tiene dificultades para volver a trabajar en lo suyo, y tiene que conformarse con modestos oficios, como el de hombre-anuncio. 

Finalmente, los dos amigos, con la complicidad de una jovencita huérfana, arman una estafa en torno al diseño de supuestos monumentos patrióticos para honrar a los muertos por la patria. Y entretanto, el sádico oficial que les hizo la vida imposible en las trincheras, el teniente Henri d'Aulnay-Pradelle, va a cruzarse inesperadamente con ellos. 

Adaptación de la novela homónima de Pierre Lemaitre, ganadora del prestigioso Premio Goncourt en 2013. Posteriormente fue adaptada al cómic, lo que puede haber influido en la soberbia concepción visual de la película, desde las escenas bélicas del arranque, con un perfecto diseño de las trincheras, al París de los años 20, los dibujos y máscaras del protagonista, la cuidada concepción de los planos... 

Dirige, firma el guión y coprotagoniza Albert Dupontel, quien ya dio muestras de habilidad tras la cámara en filmes como 9 meses... ¡de condena!. Sorprende el tono de la película, de difícil definición, y que consigue un raro y habilidoso equilibrio, aunque el desenlace deja un amargo regusto, y parece caprichoso, como una bofetada a un tipo de espectador al que quizá los responsables del film describirían como “ingenuo”. De entrada tenemos el problema de los veteranos de guerra con sus secuelas, que pueden hacer pensar en filmes como El pabellón de los oficiales, también basado en una novela. 

Está el drama de un mal entendimiento entre padre e hijo. La suplantación de una identidad en el contexto de la Gran Guerra podría hacer pensar en la reciente Frantz. Y el personaje con máscara, carcomido por el rencor, nos retrotrae a la novela gótica, o a historias como las de El fantasma de la ópera o Los crímenes del museo de cera. Mientras que el villano del teniente, resulta conscientemente forzado y caricaturesco. 

Y luego está el cuestionamiento del patriotismo ante una guerra de dudosa justificación, donde el homenaje a los muertos por parte de unos y otros está atravesado de cinismo. Con estos elementos se arma una narración interesante, aunque algunos comportamientos no quedan lo bastante justificados. Está muy bien seleccionado el reparto, donde brillan sobre todo Albert Dupontel, Laurent Lafitte, Nahuel Pérez Biscayart y Niels Arestrup. 

decine21.com
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://lacrestadelaola2028.blogspot.com

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