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miércoles, 20 de marzo de 2019

Cuando las denuncias por delitos de odio arrinconan la libertad de expresión

La práctica de la censura tiene cada vez más valedores en las sociedades democráticas. En una época de susceptibilidades disparadas, algunos pretenden mantener a raya las ideas impopulares.

De estas cuestiones se debatió el 13 de marzo en la Asociación de la Prensa de Madrid, durante la presentación del libro La censura maquillada (Dykinson) del abogado británico Paul Coleman, experto en derechos humanos, en una edición publicada en español por iniciativa de Aceprensa. En el foco de la obra, el modo en que las leyes “contra el discurso del odio” se están aplicando para recortar la libertad de expresión.

Durante el coloquio, que moderó Álvaro Lucas, director de Aceprensa Fórum, el periodista Jorge Bustos, jefe de opinión del diario El Mundo, aludió a la creciente tendencia a privilegiar la susceptibilidad antes que la libertad en las polémicas sobre la libertad de expresión. Ahí emerge la censura.
Según el editor, censurar solo puede derivar en un empobrecimiento del debate público, aunque se haga siempre en nombre del bien, porque “nuestro censor nos ama”, ironizó. “La buena intención siempre está detrás de las peores perversiones”.

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Juan Ramón Domínguez Palacios
http://lacrestadelaola2028.blogspot.com

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