Miles de personas han acompañado a Francisco durante el Vía Crucis en el Coliseo de Roma. Las meditaciones de este año fueron escritas por el cardenal Gualtiero Basseti, arzobispo de Perugia, en Italia.
En cada estación, llevaron la cruz personas de la calle, simbolizando el dolor o la dificultad en el mundo actual.
Esta familia numerosa llevó la cruz casi al inicio del Vía Crucis.
En la cuarta estación fue el turno de esta otra familia.
Para recordar a todos los jóvenes sin empleo, participaron estos estudiantes de un centro de formación con su profesor.
A lo largo de las catorce estaciones llevaron la cruz personas de países en dificultad, como Uganda, Kenia y Bosnia. Pero también de Siria y China, donde los cristianos no tienen la vida nada fácil.
A lo largo de las meditaciones, el cardenal comparó el sufrimiento de Cristo con dramas como las dificultades de las familias, los niños maltratados o la situación de los refugiados.
Al concluir el Vía Crucis, el Papa leyó una conmovedora oración en la que mencionó muchas otras cruces de nuestro tiempo, desde el terrorismo fundamentalista, la corrupción o la soledad de los ancianos.
FRANCISCO
"Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo alzada en nuestras hermanas y hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de una religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ladrones y en los corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad”.
Una oración en la que el Papa también dio las gracias a Dios por la bondad que hay en tantas personas, que ayudan a los demás sin esperar nada a cambio.
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