Joshua Wong Líder disidente. Antes de ser detenido, el cabecilla de la protesta contra Pekín denunció la pérdida de libertades en la excolonia británica en el vigésimo aniversario de su devolución.
Con su cara de niño bueno, este joven de Hong Kong es uno de los mayores quebraderos de cabeza para el régimen chino. Nacido en 1996, un año antes de que la colonia británica fuera devuelta a Pekín, Joshua Wong es la voz más combativa por la democracia desde que lideró la Revuelta de los Paraguas en 2014.
Antes de ser detenido por «desórdenes públicos» en una protesta contra China el miércoles por la noche, un arresto que continuaba al cierre de esta edición, Joshua Wong denunció en esta entrevista con ABC la pérdida de libertades en Hong Kong.
—¿Cuál es la situación veinte años después de la devolución? —Estamos lejos de la democracia que se prometió en aquel momento, ya que depende de Pekín.
El principio de «un país, dos sistemas» (que otorga más libertad a Hong Kong que al resto de China) se ha reducido a «un país, un sistema y medio» y acabará en «un país, un sistema». Aunque se nos prometió sufragio universal, será una batalla larga. Además, hay un deterioro de la situación política por el secuestro de los editores de libros críticos con el régimen y por la descalificación de varios diputados locales por la invalidez de su juramento (en el que negaron su lealtad a China).
—¿Teme que Hong Kong pierda su libertad? —Temo que sea asimilado por China.
La comunidad internacional debería respaldar a Hong Kong, donde la información fluye libre y respetamos los derechos humanos, porque podemos ayudar a que China sea democrática.
—¿Qué van a hacer en este aniversario? —Estamos preparando una manifestación por la visita del presidente de China, Xi Jinping. Si viene a demostrar su fuerza, será la mayor ocasión de movilizarnos tras la Revuelta de los Paraguas.
Los hongkoneses han sido muy pasivos, pero cada vez hay más activismo por la democracia. —¿Cómo se explica este cambio? —El activismo en las elecciones es una tendencia global porque la gente está insatisfecha con la política tradicional.
—¿Qué espera del nuevo Gobierno local, dirigido por Carrie Lam? –Será peor que el de su antecesor, CY Leung, porque Lam lleva treinta años trabajando para el Gobierno. Dice que quiere sanar la división social, pero al día siguiente de ser elegida aumentó la represión. —¿Cuáles son los mayores problemas de Hong Kong? —Además de la falta de democracia, tenemos el precio de la vivienda más alto del mundo. No hay movilidad para las nuevas generaciones y solo el 20 por ciento de los estudiantes va a la Universidad. Además, el Gobierno manipula la educación para lavar el cerebro a las nuevas generaciones. Pero está fracasando, ya que el 80 por ciento de los menores de 30 años está en contra de la nueva jefa ejecutiva, de Carrie Lam.
—En los últimos años ha aumentado el sentimiento nacionalista, y hasta independentista, en Hong Kong. ¿Qué propone su partido, Demosisto? —No pedimos la independencia para Hong Kong, sino la autodeterminación, ya que no esperamos ningún cambio en China. Pero Hong Kong sí está cambiando, como prueban los diputados universitarios elegidos por el pueblo para el Parlamento local.
—Tras el secuestro de los editores de libros críticos con el régimen, que luego aparecieron en China confesando sus «delitos» en televisión, ¿no teme por su seguridad? —Nadie puede garantizar la seguridad personal en Hong Kong pero, si no hago nada, la situación será peor en diez o veinte años. Espero llegar vivo a 2047, cuando acaba el principio de «un país, dos sistemas», sin tener que exiliarme. Como los demás detenidos en la Revuelta de los Paraguas por «desórdenes públicos», tengo que pagar un precio. Si me condenan a más de tres meses, estaré descalificado y no podré presentarme para ser diputado. Además, ya conozco la fuerza de Pekín en el Sudeste Asiático porque no me dejaron entrar en Tailandia para dar una conferencia. Pero los disidentes en China lo tienen mucho peor.
abc.es
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