Se trata de una mentalidad cada vez más extendida en una sociedad esencialmente consumista y obsesionada con la satisfacción de los deseos propios. El niño de “características imprevistas” corre así el riesgo de ser considerado como un “producto defectuoso” y no como una persona dotada de una dignidad inviolable, que está más allá del deseo de los padres.
Reproducimos seguidamente el texto completo del mencionado artículo en su versión española, publicada también por Zenit y realizada por José Antonio Varela.
PROFESIONALES POR LA ÉTICA
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