Concluye el viaje solidario con el que se han recaudado 248.000 euros para la investigación sobre enfermedades olvidadas del Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra
José Antonio Fernández ha regresado a Pamplona tras su aventura solidaria Vespa Extreme: Dakar 2017. Con esta expedición, enmarcada en el proyecto Vespa Extreme – Wheels for Life, ha conseguido recaudar 248.000 euros que irán destinados íntegramente a la investigación de enfermedades olvidadas a través del Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra (ISTUN).
Fernando de la Puente, director de I+D de la Universidad, destacó que la cifra conseguida supone una gran ayuda para impulsar el desarrollo del ISTUN, donde en la actualidad trabajan unos 50 investigadores que se esfuerzan por encontrar soluciones de diagnóstico, tratamiento, prevención y control de enfermedades que afectan a más de 80% de la población mundial.
De este modo, agradeció la puesta en marcha de la iniciativa al propio José Antonio Fernández, así como a los patrocinadores principales (Acunsa, Artai, Profand y Ubesol), empresas que aportaron material motero para probarlo en las condiciones extremas de esta aventura, a los donantes, y a los propios investigadores del ISTUN que han hecho seguimiento y publicidad de la expedición. De la misma forma quiso agradecer a las empresas que ya colaboraban con el ISTUN y que animaron a realizar esta aventura a favor de la investigación del centro (Obra Social la Caixa y Fundación Caja Navarra, y la Fundación Roviralta).
El objetivo del viaje era concienciar en torno a la situación de la salud a nivel global y del impacto de las enfermedades llamadas “olvidadas o desatendidas”, según explicó Paul Nguewa, director del ISTUN. “La prevención y el control de estas patologías relacionadas con la pobreza requieren la puesta en marcha de programas de investigación de calidad. Para lograr esos niveles de excelencia, se necesitan muchos apoyos económicos de empresas, fundaciones, gobiernos y… particulares”.
José Antonio Fernández afirmó que este viaje solidario ha sido “una gran oportunidad para aportar algo a la sociedad” practicando uno de sus hobbies preferidos: rodar en Vespa”. El aventurero hizo hincapié en que además de conseguir fondos para la investigación en las enfermedades tropicales y concienciar a la sociedad acerca de este problema que afecta a millones de personas “el viaje también pretende ser una llamada a la gente normal como yo, que trabaja en una empresa, que dispone de unas vacaciones y unos ahorros, y que puede dedicar parte de su tiempo a algún proyecto solidario. No solamente los “profesionales” de la solidaridad (misioneros, personal de ONG’s…), muchas veces auténticos héroes, son los que han de sacar adelante estos proyectos”.
Las dificultades de la expedición
El viaje Pamplona-Dakar-Pamplona ha llevado a José Antonio Fernández a recorrer en solitario 10.000 kilómetros, atravesando Marruecos, Mauritania y Senegal, sin ningún tipo de apoyo logístico.
En el relato de su aventura destacó que a pesar de la pobreza de los países que recorría, “sus habitantes exhibían constantemente sonrisas”. “En Marruecos la gente es muy amable y hospitalaria a todos los niveles y estamentos sociales, desde los mecánicos que me cambiaron la rueda y me invitaron a desayunar hasta un gran empresario que me llevó a su casa a comer”. En Mauritania, según dijo, el nivel de vida roza la miseria y a pesar de ello la gente sonríe. “Cuando paraba a dar caramelos y bolis en un poblado salían niños de todas partes y se abalanzaban sobre la moto de tal manera que llegué a temer por su integridad...”.
Asimismo, explicó que realizar ese viaje en Vespa, “no desde un autobús para turistas o desde un resort, te permite entrar materialmente en las casas de la gente, charlar, y conocer sus vidas comprobando que son felices a pesar de no tener absolutamente nada de nada. Aun así el choque cultural es fuerte sobre todo en Mauritania donde la miseria y el desierto es la tónica dominante”.
En este sentido, habló de los problemas de seguridad que ha vivido en este país. “Son muchos kilómetros de carretera y pista en el desierto y es posible encontrarte no ya con terroristas de ISIS sino con bandas de forajidos que te pueden robar todo, secuestrarte o matarte sin más… allí la vida no vale nada. Por este motivo no pude hacer público el seguimiento online, ni colgar fotos ni videos en las redes sociales durante el viaje”.
Otra dificultad residió en el mal estado de las carreteras, con firmes con socavones y calzadas invadidas por la arena. “En la zona del Sahara el asfalto era muy abrasivo y te encontrabas con áreas en las que las dunas podían cubrir la propia carretera; y en Mauritania la mitad de sus carreteras es asfalto destrozado y la otra mitad es pista irregular con muchos surcos transversales que hacen muy costoso el avance y la Vespa sufre muchísimo”.
Por último, las temperaturas alcanzaron en Mauritania los 48ºC y la sensación térmica era aún mayor con el traje de moto y el casco. “Estas altas temperaturas hicieron mella también en los neumáticos, especialmente el trasero, que me duró la mitad de kilómetros de lo esperado y tuve que cambiarlo de vuelta en Marruecos”. La alimentación también fue un factor de desgaste. “Mi dieta durante más de la mitad del viaje (Mauritania y Senegal) era principalmente a base de dátiles y plátanos. Adelgacé unos 5 kilos”.
Próxima expedición: Mongolia
José Antonio Fernández anunció que ya está previsto su próximo viaje solidario del proyecto Vespa Extreme. En esta ocasión viajará a Mongolia, donde ya se ha encontrado un posible hospital al que llevar la ayuda. “Serán unos 30.000 km y recorreré países como Turquía, Irán, Turmequistan, Uzbequistan, Kazajistan yRusia. Un viaje que ya he comenzado a preparar (visados, etc.) y con el que se quieren duplicar los fondos conseguidos en Dakar”.
Fuente: unav.edu. /almudi.org
Juan Ramón Domínguez-Palacios / lacrestadelaola2028.blogspot.com
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