Más de medio millón de peregrinos esperaban con entusiasmo la llegada del Papa.
Francisco descendió del papamóvil y dejó a los pies de la Virgen de Fátima un ramo de flores.
Después rezó en silencio ante la imagen durante casi 10 minutos y junto a él las más de 500.000 personas que llenaron la explanada del Santuario.
Tras esta oración silenciosa el Papa dirigió esta humilde pero firme plegaria por la paz.
FRANCISCO
"Salve Reina. Bienaventurada Virgen de Fátima. Imploro para el mundo la concordia entre todos los pueblos. Vengo como profeta y mensajero para lavar los pies a todos, en torno a la misma mesa que nos une. Unido a mis hermanos, por ti, me consagro a Dios, oh Virgen del Rosario de Fátima”.
Al igual que sus predecesores Francisco entregó una rosa de oro a la Virgen. No terminó su oración porque antes de terminar el acto volvió a rezar durante unos instantes ante la Virgen.
Después saludó a este grupo de niños que lo esperaban dentro de la Capilla de las Apariciones, la que popularmente llaman, "Capelinha”, y antes de dejar la explanada detuvo el papamóvil para derrochar unos últimos gestos de afecto entre los peregrinos.
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