En una sociedad verdaderamente liberal, cabe esperar que el Estado sepa acomodar las distintas visiones del mundo que concurren en el espacio público, sin exigir a nadie que preste su conformidad a una de ellas. Sin embargo, en su reciente sentencia contra una universidad cristiana, el Tribunal Supremo de Canadá renuncia a buscar ese acomodo y opta, en cambio, por limitar la diversidad de perspectivas.
La Trinity Western University (TWU), una pequeña universidad evangélica, quería abrir una facultad de Derecho con sendas sedes en la Columbia Británica y Ontario. Como cualquier otra universidad, debía solicitar la concesión del permiso a los colegios de abogados de esas provincias. Y estos debían comprobar que la universidad cumplía los requisitos académicos mínimos para asegurar una formación profesional competente.
Ambos colegios le denegaron el permiso por razones extra académicas. Alegaron que la TWU iba a exigir a sus alumnos la firma de un compromiso por el que debían abstenerse de relaciones sexuales fuera del matrimonio –entendido como la unión de un hombre y una mujer–, tanto en el campus como en cualquier otro sitio.
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Juan Ramón Domínguez Palacios / http http://lacrestadelaola2028.blogspot.com
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