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viernes, 25 de enero de 2019

El blues de Beale Street

Adaptación de un libro de James Baldwin, la trama se sitúa en el imaginario barrio de Beale Street, que deviene en metáfora de esas zonas urbanas donde los afroamericanos tratan de llevar sus vidas del mejor modo posible, aunque sean víctimas de los prejuicios raciales, hasta encontrar una vivienda digna se torna tarea harto difícil. 

Es lo que les sucede a Tish y Fonny, tiernamente enamorados. Una acusación falsa de violación hace que él acabe con los huesos en la cárcel, donde se entera de que ella está esperando un niño.

Barry Jenkins, que triunfó en los Oscar con Moonlight, parece empeñado en convertirse en el “Douglas Sirk negro”, con este drama con tintes de culebrón, donde entrelaza bien el presente en que se busca evitar una condena fatal con escenas que explican cómo se ha llegado a la actual e injusta situación carcelaria. 

Hábil cineasta, Jenkins sabe rodar con intensidad, por ejemplo en la redonda escena final. Pero carga las tintas hasta la caricatura en algunos personajes –la cerrazón mental de la madre y las hermanas de Fonny, la brusquedad grosera de la hermana de Tish, el repulsivo policía blanco que hizo la detención– e incluso se pierden en el camino algunos personajes, sin que volvamos a saber de ellos, véase el viejo amigo de Fonny.

La pareja protagonista, KiKi Layne y Stephan James, hace un buen trabajo actoral. Hay también un buen plantel de secundarios, entre los que descolla Regina King.

Juan Ramón Domínguez Palacios
http://lacrestadelaola2028.blogspot.com

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